Editorial

Equilibrismos

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Si bien todos los territorios son diferentes, deberían ser iguales en derechos, deberes y oportunidades

No es nada fácil tener una postura firme –y erguida– cuando se intenta mantener el equilibrio territorial en España. Porque no es equilibrio, es equilibrismo, y a veces hasta contorsionismo. Mañana tendrá lugar una de las citas más importantes del curso político que ya casi termina. No por lo que supone en cuanto al resultado, del que no se espera gran cosa, sino por la escasez con la que se prodigan este tipo de citas. Salamanca acogerá una Conferencia de Presidentes singular, en la que el orden del día lo marcarán, como avanzó la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, la recuperación económica, la pandemia y el reto demográfico.

 

Pocos presidentes autonómicos se han mostrado confiados en estos días por lo que vaya a dar de sí este encuentro, que sin embargo hay quien sí lo considera necesario y útil para poner sobre la mesa común del Estado las necesidades, los problemas y demandas de cada uno de los territorios. Es verdad que muchas de esas necesidades se han encontrado, y compartido, en el centro del tablero con motivo de la crisis sanitaria. Y aquí, si algo bueno podemos sacar en claro, es que el problema ha sido efectivamente “común”. Universal más bien. Pero ahora lo que hace falta es que se haga lo mismo con el objetivo y las soluciones. Buscar ese objetivo común que, por otro lado, ya nos alumbra la Unión Europea en su plan de recuperación, al que nos tenemos que agarrar con fuerza.

 

Pero en ese orden del día que contempla la recuperación económica, la pandemia y el reto demográfico, se esconde un asunto que recorre de manera transversal todas y cada una de esas parcelas, y que no parece que se vayan a tratar salvo en el turno de ruegos y preguntas que tan pocos éxitos suele dar a los demandantes. Se trata de la reforma del sistema de financiación autonómica, que no termina de recoger las sensibilidades de todos los territorios.

 

Ayer, el Consejo de Política Fiscal y Financiera intentaba enmendar con algunos pesos y contrapesos ese difícil equilibrismo que mantiene el Gobierno ofreciendo más de 112.000 millones de euros a las comunidades autónomas. No es ningún regalo, pero tampoco es casual que lo haga a dos días de la cita con los mandatarios autonómicos ante un encuentro que no será cómodo para Pedro Sánchez, aunque sabe que debe hacerlo ‘rutinario’ si quiere que aquella “cogobernanza” de la que tanto alardeó no se quede en una mera quimera.

 

A esta cita no acudirá el presidente de Cataluña, Pere Aragonés, que prefiere verse a solas con el presidente la próxima semana. Y es este uno de esos plomos que hacen desequilibrar las cosas en el normal funcionamiento del Estado. Y eso va a impedir que en la cita de mañana se miren unos a otros de igual a igual. Porque, si bien todos los territorios son diferentes, deberían ser iguales en derechos, deberes y oportunidades. Lo de la “España multinivel” necesita aún de más pedagogía.