Pedro J. García

Pedro J. García


Pilatos

18/12/2020

La Semana Santa nos recuerda a la figura de Poncio Pilatos, el que se puso de perfil en el juicio a Jesucristo que terminó con su crucifixión. De este pasaje bíblico viene la expresión lavarse las manos como Pilatos cuando alguien elude su responsabilidad. Ante otra celebración cristiana, la Navidad, el Ministerio de Sanidad y, por tanto, el Gobierno central se lavan las manos en un asunto tan complejo como el de endurecer las medidas de cara a las próximas fiestas. Si ve un cenicero con colillas es lógico pensar que alguien ha fumado y eso es lo que pasa ahora, que los nuevos casos positivos por coranavirus aumentan, la OMS alerta ante el alto riesgo de sufrir una tercera ola del virus y es obvio que es preciso tomar cartas en el asunto. Luce más dar las buenas noticias, como la de la llegada de la vacuna, pero también hay que dar la cara ante las malas, que es decir claramente que en esta Navidad debemos hacer el esfuerzo de sacrificar muchos encuentros y fiestas, porque, de lo contrario, la tercera ola, con sus nefastas consecuencias, será una realidad.
Ante esta situación, el Gobierno central y el Ministerio de Sanidad se ponen de perfil y hacen recomendaciones a las comunidades autónomas para que sean ellas las que den la cara y asuman las consecuencias. Si no se endurecen las medidas y se produce la temida tercera ola, los culpables serán los gobiernos regionales que no lo hicieron, pero si lo hacen, también pagarán el enfado generalizado de la sociedad.
La Navidad es tiempo para buscar en nuestro interior y, por encima de medidas más o menos duras, que cada uno haga su ejercicio de responsabilidad y no se lave la manos como Pilatos.