Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Luz fría

25/10/2022

Ahorrar en luces navideñas y destinar ese presupuesto a ayudar a que las familias más desfavorecidas de Albacete puedan pasar un diciembre caliente en sus casas. Sobre el papel ésta sería la medida más progresista y social que, desde cualquier consistorio, se podría adoptar de cara a unas pascuas que ya asoman por la esquina. Y, seguro, que contaría con el consenso del resto de formaciones políticas, incluso de las que tienen menos luces. También de una ciudadanía que, seguro, entendería que disfrutar de un centro algo menos iluminado que otros años, podría suponer que muchos de nuestros vecinos pudieran gozar de la alegría de poder caldear sus hogares en unas fechas tan entrañables y familiares. Sabemos que las luces led gastan menos y que, según hemos podido saber, esos monumentales arcos lumínicos que están colocando en la peatonalizada calle Ancha tendrán solo unas horas de funcionamiento al día, precisamente para no despilfarrar más energía de la necesaria, según las propias necesidades de un comercio y hostelería local al que, naturalmente, este tipo de instalaciones les ayudan a vender. También la demanda de que se adornen navideñamente zonas de la ciudad que no son estrictamente del centro no se va a poder atender. Este año no toca. Será más adelante, cuando escampe la crisis energética que nos asuela desde hace ya más de medio año y sin solución de continuidad. Seguramente todo este objetivo de sostenibilidad y auxilio se podría conseguir de una forma mucho más simple y factible y es apagando estos ornamentos desde las 12 de la noche y hasta el mismo atardecer del día siguiente, salvo los tres días más señalados. O ajustando dicho horario al comercial. Una vez que han cerrado las tiendas, ¿para qué necesitamos un centro cegándonos al más puro estilo Navidad en Las Vegas? También, aplazar unos días el encendido oficial supondría una importante moderación en esa partida. Se trata de aplicar algo de sentido común y solidario en un momento de necesidad social. Menos electoralismos destellantes y más hacer ciudad. Pero, de la de verdad.