Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


El choque con Argelia

13/06/2022

El Gobierno español se ha enredado en un conflicto internacional de enormes dimensiones. La suspensión del acuerdo de cooperación con Argelia puede suponer un problema más que serio tanto en el ámbito económico como en el comercial. El 80 por ciento del gas que importa nuestro país proviene de Argelia por lo que el choque consumado esta semana es el anuncio de momentos más que turbulentos. 
La diplomacia sanchista ha destrozado el sistema de equilibrios que durante décadas han mantenido todos los gobiernos españoles, de cualquier color, con los países del norte de África. El triángulo Madrid-Argel-Rabat es una combinación endiablada que exige prudencia, astucia y firmeza. Así ha sido hasta ahora. La política exterior de un país es política de Estado y así se ha funcionado hasta el momento en el que Pedro Sánchez, por motivos aún desconocidos, optó por romper la baraja, pegar un volantazo inusitado a la situación tradicionalmente aceptada y optó por entregarle el Sahara a Marruecos. Nadie sabe el motivo de semejante giro de timón. El Gobierno ha optado por tender un manto de silencio sobre este asunto que altera, en forma drástica, el tablero geoestratégico del Magreb,. Sánchez compareció en el Congreso para dar supuestamente explicaciones con relación a este asunto pero no dijo anda. La transparencia no es fórmula que se maneje demasiado en el gobierno socialista.
La situación actual resulta preocupante y con visos de ir a peor. España ha renunciado a su anuencia sobre el Sáhara, territorio que formó parte de su territorio político durante décadas, a cambio de nada. O al menos, de nada confesable. Pululan todo tipo de versiones sobre el espionaje del Pegasus y los gigas que se ocuparon al teléfono presidencial hace un año, según inapropiada confesión del ministro de Presidencia. ¿Qué había en ese material espiado? ¿Quién invadió el móvil del jefe del Ejecutivo? ¿Qué pinta Rabat en todo esto?
Hay un cúmulo de coincidencias, casualidades y sospechas que mueven a la sospecha y la desconfianza. Todo es tan oscuro que resulta imposible pasar por alto el cúmulo de circunstancias extraordinarias que han cooperado en la consumación de la actual situación. España ha entregado una pieza clave para su pulso eterno con las autoridades marroquíes sin compensación alguna. Ni en lo referido de Ceuta y Melilla, aguas territoriales, inmigración, yihadismo... un desastre. Al tiempo, Argelia nos ha dado una bofetada donde más duele, en el suministro de gas, factor clave para nuestro consumo energético. Una jugada desastrosa con ramificaciones temibles. Lo peor es que nadie explica las razones de porqué se ha consumado tal estropicio y, lo que es peor, nadie acierta a adivinar qué hay detrás de semejante disparate?. Un gobierno de ineptos o de falsarios. O ambas cosas.