Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


El misterio de la Navidad

28/12/2020

De entre las felicitaciones recibidas este año me quedo con esta. «No puede desearte Felices Fiestas, las tenemos prohibidas. Pero sí puedo desearte Feliz Navidad. Ojalá y sea tan auténtica y feliz como la primera».
¿Y qué es la Navidad?  En el inicio de su Evangelio, Juan manifiesta su desconcierto ante la primera Navidad: «Vino a su casa y los suyos no lo recibieron». Y continúa: el mundo estaba en tinieblas; Dios, que es la luz, vino a iluminar el mundo; pero este prefirió seguir sumergido en las tinieblas. Esta anomalía no nos sorprenderá tanto si nos conocemos a nosotros mismos y sabemos algo de historia. Demuestra lo poco racionales que podemos llegar a ser las personas. Deseando lo mejor para mí y para todos, somos capaces de acomodarnos en una estancia oscura donde se acumula la suciedad y todo tipo de trastos. El resultado es una insatisfacción personal profunda y unos conflictos interminables. Los países pobres se desangran a base de guerras, los parlamentos de los países ricos más parecen un circo de fieras, hasta las familias (santuarios del amor libre) se profanan por discordias y violencia.   
Afortunadamente la historia no acaba así. Juan la concluyó con estas palabras: «Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios». La Navidad no cambia el mundo de la noche a la mañana. Simplemente facilita la transformación personal a lo largo de toda su vida. Cristo Iluminó la verdad sobre el hombre y el mundo. La dignidad personal, desde la concepción a la muerte natural, se funda en que es hijo de Dios. Mi respeto y solicitud con el prójimo se funda en los lazos fraternales que me unen con él. ¡He aquí el misterio de la Navidad!  

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