Pedro J. García

Pedro J. García


Diego Méntrida

25/09/2020

Bombardeados a diario con noticias pesimistas, como los casos diarios de contagios o muertes por coronavirus, la caída del PIB, la entrada del país en recesión, el aumento del paro, las dudas sobre el futuro de los ERTE y un largo etcétera, satisface encontrar una noticia como la protagonizada por Diego Méntrida, seguramente, desconocido por la mayoría de ustedes. 
Diego Méntrida no es uno de los enigmáticos integrantes del comité de expertos del Ministerio de Sanidad, tampoco es el que afirma que no es conveniente que el Rey acuda a Cataluña por falta de seguridad, ni el encargado de tramitar los indultos a los líderes catalanes del 1-O. Méntrida es madrileño, perteneciente a esa comunidad demonizada a cuenta del coronavirus, pero no es político, ni experto sanitario, ni juez, ni nada parecido; es un prometedor triatleta español de 21 años que en la última prueba que disputó, hace unos días en Santander, sacó la nobleza que tanto nos falta, sobre todo en estos tiempos de crisis sanitaria, económica y también de valores.
Méntrida disputaba con un rival la tercera plaza de la prueba y, en la última curva antes de meta, su rival se despistó y tomó una dirección equivocada. Méntrida, a unos metros de meta, se dio cuenta, le esperó y dejó que entrara en tercer lugar. Su gesto dio la vuelta al mundo y su deportividad no sólo fue premiada por la organización del evento deportivo, sino que también tuvo un reconocimiento social que, en este caso, vale más que una victoria en la meta.
Tomemos nota, porque con pequeños gestos se logran grandes cosas.