Las encuestas cada vez se parecen más a los días mundiales, que copan los 365 del año y muchas veces por duplicado y triplicado. Mi trabajo me lleva a recibir muchos correos electrónicos y raro es el día en el que no llega alguna encuesta, con los contenidos más insospechados. La última que recibí es de Adultery.es, un sitio de citas extraconyugales, y el titular que ofrece, resultado de las preguntas realizadas a 3.400 hombres con edades entre los 18 y 65 años, es que uno de cada tres hombres se saltó el confinamiento para tener un escarceo extramatrimonial. 
No es que dude yo de la realización de las encuestas y sus resultados -en mi trabajo consulté el asunto con mis compañeros y o son muy mentirosos o somos un grupo sesgado, porque el resultado es muy diferente-, pero lo que sí me hace reflexionar es que, con tantas encuestas y un servidor ya camino del medio siglo, nunca fui diana de alguna de las muchas encuestas que se realizan.
Debo tener mala suerte, porque las únicas llamadas que recibo de números desconocidos son de compañías telefónicas, de electricidad, de gas, de seguros y similares. No hay semana en la que no suene varias veces el teléfono por este motivo y la verdad es que la paciencia se agota, porque ni seguir la recomendación de un compañero, que es decir que soy de la lista Robinson, me salva.
No es que yo sea tan incrédulo como Santo Tomás y precise meter el dedo en la llaga, pero ansío tanto que la próxima llamada sea para una encuesta que me estoy planteando llamar al mismísimo José Félix Tezanos, presidente del CIS, con la promesa de contestar que Pedro Sánchez es el más alto, el más guapo y el mejor presidente de la democracia. ¿Colará?