Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


El virus de la inflación

27/02/2023

En la distopía en la que nos hemos instalado, el coronavirus podría ser sustituido por el virus de la inflación. No afecta nuestra capacidad pulmonar pero sí a la capacidad adquisitiva de las rentas ganadas. Todos acaban perdiendo excepto el Gobierno. Sin moverse del trono, ve como aumenta la recaudación y disminuye la carga de la deuda pública.  
El detonante de la inflación fue la guerra de Ucrania que cortó el suministro de energía. El problema energético está en vías de solución, pero el virus inflacionista ha saltado a los alimentos cuyos precios han subido un 15%. Todo esto forma parte de la "inflación de costes".
El virus de la inflación también puede propagarse por el lado de la demanda. Si el crédito a la economía crece sistemáticamente por encima de las cantidades producidas y si el Gobierno se financia con deuda pública comprada por el BCE, las presiones de demanda pueden generar una hiperinflación de tres o cuatro dígitos. La República de Weimar (1920) y la Venezuela de Maduro ilustran bien las consecuencias de una hiperiflación.  Entiendo que, en la situación actual, el riesgo mayor consiste en la propagación del virus por las expectativas inflacionistas. Los sindicatos exigen un incremento del salario nominal para cubrir la inflación registrada y un poco más, por si acaso. Al día siguiente los empresarios trasladan a los precios la subida salarial y un poco más, por si acaso. El desenlace de una espiral precios-salarios queda reflejado en la crisis del petróleo de 1973. En junio del 1977 el IPC había llegado al 27%. El problema se solucionó con la política de rentas instrumentada en los Pactos de la Moncloa. Allí estaban dos catedráticos de economía que aceptaron mojarse en política: D. Enrique Fuentes Quintana y D. Ramón Tamames. Espero que pronto nos contará el secreto del éxito de aquella operación.
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