Óscar del Hoyo

LA RAYUELA

Óscar del Hoyo

Periodista. Director de Servicios de Prensa Comunes (SPC) y Revista Osaca


Epidemia silenciosa

05/03/2023

Las manecillas del reloj están a punto de marcar las tres de la tarde. Alana y Leila han llegado al límite. No aguantan más. Tras dejar dos cartas de despedida, explicando el porqué de su decisión, cogen unas sillas y las acercan al balcón de la casa del municipio barcelonés de Sallent donde residen. Su padre se encuentra en el salón, ajeno a las intenciones de las dos crías de 12 años. Todo sucede en segundos. Las gemelas saltan al vacío desde el tercer piso. Alana muere prácticamente en el acto, mientras que su hermana es trasladada al hospital en estado muy grave. 
La tragedia golpea de lleno a una familia de origen argentino que señala directamente al instituto al que acudían las gemelas. Las dos chicas estaban siendo acosadas de manera constante. Al principio, porque su catalán no era nada fluido y les costaba esfuerzo aprenderlo. Las burlas por su acento eran hirientes, repetitivas, aunque ambas no se achantaban y hacían frente a los constantes desprecios. La procesión iba por dentro. El problema se transformó en pesadilla cuando Alana, que se había cortado días antes el pelo drásticamente, pidió a sus compañeros que la llamaran Iván, manifestando a su círculo más estrecho su intención de cambiar de sexo. Las mofas y el escarnio se incrementaron hasta tal punto que decidieron poner punto y final a su existencia. Alana por motu proprio y Leila por solidaridad con todo lo que estaba sufriendo su hermana como dejó escrito en su misiva de despedida. 
El mediático suceso acaecido en Sallent ha puesto en el foco una epidemia silenciosa que se está erigiendo como uno de los grandes fracasos de la sociedad de este siglo. El suicidio de jóvenes, un tema que ha sido tabú durante muchos años, se ha disparado de manera alarmante desde la pandemia, con datos que evidencian que el problema puede ir a más si no se ponen los medios necesarios para tratar de frenarlo, concienciando a una población ajena y que parece adormecida. El acoso escolar, la violencia y los trastornos de salud mental son las causas principales de un mal, casi endémico, que, según diversos estudios, afecta en mayor medida a los que cuentan con menos recursos, inmigrantes, discapacitados y al colectivo LGTB. Hay datos demoledores. Sólo en la provincia de Barcelona un 23 por ciento de los adolescentes de entre 15 y 16 años ha tenido en alguna ocasión ideas suicidas y el 12 por ciento admite que la posibilidad de quitarse la vida le viene frecuentemente a la cabeza. 
No hay un único factor determinante para que se registre cada día un mayor número de suicidios entre este sector de la población, sino que es consecuencia de un cúmulo de circunstancias que confluyen y desencadenan esta clase de conductas autolesivas, que se han visto acrecentadas tras el confinamiento, un aislamiento que para muchos jóvenes ha supuesto un antes y un después en una vida que no consiguen acabar de recomponer. Aún así, es una evidencia que el acoso escolar, bullying, tiene un estrecho vínculo con el suicidio en la adolescencia y en el caso del ciberbullying los porcentajes se disparan. Los chicos de esta edad pasan por una situación compleja tanto a nivel emocional, biológico como psicológico, desatando complejos e inseguridades, que, como consecuencia de una realidad desvirtuada y fuertemente marcada por las apariencias de todo aquello que rodea a las redes sociales, lejos de apaciguarlos, se incrementan exponencialmente. Se trata de canales de comunicación y al mismo tiempo de relación que no tienen ningún tipo de control y que pueden llegar a transformarse en una herramienta despiadada para todos aquellos que vivan una situación de vulnerabilidad. 
Las cifras constatan que el suicidio entre los jóvenes se ha convertido en un grave problema social. Es aquí donde familias, centros educativos y autoridades no encuentran la solución para salir de una encrucijada que, desgraciadamente, conlleva ese efecto contagio cuando los menores no ven otra salida para superar sus miedos. 
Leila evoluciona favorablemente dentro de la gravedad y el Govern ha pedido disculpas por el caso de las dos gemelas tras reconocer que «algo» ha fallado. El 80% de jóvenes suicidas dejan signos inequívocos de lo que pueden llegar a hacer y los expertos señalan a colegios e institutos como los mejores lugares para la prevención, con intervenciones de muy poco coste que proporcionen a los centros programas específicos de detección y doten de un número suficiente de psicólogos que puedan percibir un caso potencial e intervenir de manera eficaz para evitar que todo termine en tragedia. Esta semana otro suceso conmocionaba a la ciudadanía, cuando un chico de 15 años saltaba desde una altura de 14 metros en Tarragona tras sufrir acoso escolar. El joven, que hoy está en la UCI, dejó una nota en la que denuncia: «La mala gente es aplaudida y las personas sensibles y nobles de corazón tienen todas las de perder».