Cuidado con dar mucho, lo que cuesta poco o nada, no se valora. Cuidado con darte mucho, hay personas que no aprecian tu tiempo, tu energía, tu talento o tus ganas. Dosifica, selecciona, elige, filtra a quién si y a quién no. Diferencia cuándo todo y cuando nada, cuando siempre, cuándo a veces y cuando jamás. Protege tu dignidad, que va de la mano de tu salud mental. Vete cuando te empujen a hacerlo, cuando se midan contigo y comprueben su mediocridad, vete, intentarán destruirte desde la atalaya de su inseguridad. 
En algún momento de nuestra infancia alguien nos dijo que cuanto más diéramos, más nos querrían. Y lo dimos todos y nos dimos sin límites y nos expusimos sin pantalla protectora, por aquello de encajar, de ser aceptados, por el miedo a no defraudar, de no estar a la altura, por querer demostrar nuestra valía y nos olvidamos de dibujar líneas rojas, de colocar el pedal del freno en un lugar preferente y eso es absolutamente maravilloso si te mueves en ambientes fructíferos y sanos, pero es un suicidio si te rodean las hienas tóxicas porque, sencillamente, no soportan tu luz. 
Se dedica muy poco tiempo a alimentar la confianza en uno mismo y deambulamos por la vida sintiéndonos observados, evaluados y puntuados, pero un buen día despiertas y reaccionas y es entonces cuando detienes tus pasos y los haces girar y también es entonces cuando te conviertes en el juez de tus días, y eres tú quien te valora y eres tú quien decide quitarse la capa de la vulnerabilidad y colocarse la corona de tu propio reino.