Domingo Henares

Domingo Henares


Se lo merece

06/06/2021

Ha pasado el tiempo suficiente para que el divino Platón ya no se ponga en entredicho. Con la ocasión gloriosa de que el artista italiano Salvatore Garau acaba de vender una obra de arte inexistente, construida con el material de los sueños, que no se puede tocar, mucho menos acariciarla, pues consiste en la pura irrealidad ante nuestros ojos. Para el filósofo ateniense, lo auténtico real es el mundo que decimos inteligible, donde están las ideas de las cosas, como realidad estricta, frente a las apariencias que nos llegan por la vía de cada uno de los sentidos. Hace más de veinte siglos, Platón era otra historia, otro cantar. Y, ahora, Salvatore Garau le ha puesto precio a la realidad soñada de su escultura  que lleva por nombre Yo soy. Tan real como invisible, frente a La Scala de Milán y dentro de un rectángulo que la delimita. La pura inexistencia, la estricta nada resuelta en arte al precio de 15.000 euros. Se los merece.
 También nuestro Cervantes ha mostrado que existen los gigantes, o ¿por qué iba a hablar de ellos, cuando Sancho decía que son locuras de su amo? Lo mismo que Ortega y Gasset, para hacerse cargo de la realidad que nos circunda, advirtió en la cátedra del tiempo que Dios es la perspectiva, esa estrategia de poner en su sitio las cosas de este mundo. O se verían borrosas.
Igual que si nos paramos ante la mirada de un joven que se ha disparado al rostro de una muchacha, trastocando la vida sin más en vida verdadera. Como una estatua del amor invisible desde entonces en adelante. Al tiempo que sus manos están frías, de tanto acariciar el mármol que están tocando.