Paco Mora

Paco Mora


Ni vencidos ni convencidos

13/03/2021

En plena guerra civil Unamuno les espetó a Franco y sus generales, en el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, recién nombrado rector por los que ya apuntaban claramente como vencedores de la fratricida contienda, una frase que ha pasado a la Historia como ejemplo de valor intelectual y moral. «Venceréis, pero no convenceréis, porque para convencer no basta con la razón de la fuerza, hay que persuadir».
A este variopinto Gobierno, el argumento de Unamuno le viene al pelo. Pues, aunque es la suma de muchos poquitos, el sistema lo permite y hay que rendirse a la evidencia. Si pusiera en el empeño de que no creciera cada día el número de hombres y mujeres sin trabajo que ingresan en la más rabiosa pobreza, la misma energía que pone en acabar con la Fiesta de los Toros, otro gallo nos cantaría. Es cierto que en el Madrid de Franco, aquel «Franquito, el cuquito que va a lo suyito», como lo definía el general Cabanellas, se celebró una corrida en homenaje al fatídico Himmler, mano derecha de Adolf Hitler, en la que los toreros fueron obligados a hacer el paseíllo con el brazo en alto, típico del saludo romano. Pero también en la zona republicana se celebraron corridas a beneficio del Ejército Popular en las que el despeje de las cuadrillas se hizo con el puño cerrado. Y a nadie se le ocurrió decir que el espectáculo taurino era fascista ni rojo. Pero Sánchez, en manos del inevitable Iglesias, se pasa por el forro parte de nuestra cultura con una historia de siglos y gran arraigo en la entraña del pueblo. 
La tauromaquia está en trance de desaparecer víctima de un Gobierno incoloro, inodoro e insípido. Pero que no se olviden que «nunca es más fuerte y duradero un amor que cuando existe la seguridad de que se acaba»…