Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Un héroe anónimo

17/07/2020

En la antigüedad se consideraba héroes a quienes, sin dejar de ser mortales, poseían virtudes y poderes que los hacían similares a los dioses. Algunos como Aquiles empleaban estas habilidades en acrecentar su gloria personal, mientras que otros las ponían al servicio de sus semejantes. La tarea de los héroes (recordemos a Perseo o a Hércules) era librar al mundo de monstruos, lo que creo que les cuadra a la perfección a los sanitarios que llevan varios meses combatiendo el coronavirus, aunque el dragón dista de estar vencido. Sin embargo, aunque ahora sea difícil dejar de imaginar a los héroes sin la bata blanca, existen también héroes inesperados en otras facetas de la vida. Yo siempre cito como ejemplo al técnico de sonido desconocido que le apagó el micrófono a Yoko Ono, hazaña que ocurrió en 1972, durante la emisión de un programa de la televisión norteamericana. Dos leyendas de la música se reunieron para interpretar un par de temas, concretamente el exbeatle John Lennon y el músico negro Chuck Berry, uno de los padres fundadores del rock and roll. En aquellos tiempos Yoko no se separaba de su marido ni a sol ni a sombra, lo que suele mencionarse como uno de los desencadenantes de la ruptura de los de Liverpool. En aquella ocasión la japonesa aporreaba un tambor y hacía los coros, o al menos lo que ella entendía por coros: un desagradable alarido ululante ajeno a la música que se estaba interpretando. Por fortuna, solo pudo perpetrarlo una vez, durante la interpretación del rock Memphis, Tennessee, con la consiguiente reacción de sorpresa e incredulidad de Berry. Lo intentó de nuevo durante la interpretación del clásico Johnny B. Goode, pero el sacrilegio fue impedido gracias a la heroica intervención de un técnico de sonido anónimo que cortó su micro y la dejó fuera de juego, algo que ni siquiera los tres Beatles restantes se habían atrevido hacer. Honor al héroe.