Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Albacete y la poesía

24/03/2023

El alcalde ha anunciado que durante el mes de abril se van a decorar algunos lugares de la ciudad con versos de poetas de Albacete. Según se ha informado, en una primera fase serán 41 los poetas que merecerán este honor. Lo que leo entre líneas es que habrá más fases y más poetas. Sin embargo, la noticia no especifica cuándo concluirá este tsunami lírico que se avecina. No existe un censo completo de poetas de Albacete, pero por lo que yo sé podrían ser cientos, si no miles. Solamente la producción anual de haikus bastaría para poetizar todos los bancos, maceteros, pérgolas y resto del mobiliario urbano de la ciudad, incluyendo La Fiesta del Árbol y La Pulgosa. De lo que no cabe duda es de que esa nómina de 41 poetas se va a quedar muy corta, y que no transcurrirá mucho tiempo antes de que sean unas cuántas más las docenas de conciudadanos que reclamen ese título. ¿Deberíamos estar orgullosos de esta abundancia de vates entre el paisanaje? Pues miren, depende. El problema es que, en mi modesto entender, no todo aquel que haya perpetrado algún verso es acreedor a la denominación de poeta. Me viene a la memoria un remoto pariente (un primo de mi abuelo, creo) que en mis años mozos nos visitaba provisto de las últimas «poesías» que había escrito. Los recitales eran apoteósicos, sobre todo por los denodados esfuerzos que teníamos que hacer para contener la risa. Pues lo mismo ocurre con la mayoría de los autoproclamados poetas, quienes, no contentos con aburrir a sus amigos y parientes, se disponen a fastidiarnos a todos a base de versos que no lo son. Si el Ayuntamiento decidiera decorar las calles de la ciudad con los cuadros de todos los jubilados y amas de casa que han hecho sus pinitos en las artes plásticas, el resultado sería probablemente un horror estético. Ya me explicarán cuál es la diferencia entre esto y lo que se disponen a hacer.