¿Qué le pasa a este mundo, que se ha convertido en una crónica de sucesos? Se asesinan niños, no ya solo por padres «machistas» y «degenerados» sino por sus otrora madres amorosas, que ahora los utilizan para vengarse en ellos de las fechorías de los padres de las criaturas. Multitudes convocadas para divertirse que estallan, dando como resultado muchos muertos en la flor de la vida, pues, tanto en Oriente como en Occidente, cualquier convocatoria que reuna a cientos de jóvenes puede acabar en un solar alfombrado de cadáveres. Pero nadie se rasga las vestiduras, son los nuevos tiempos. La ira se ha instalado en el  cotidiano vivir. ¡Qué ignominia!
Si a todo eso unimos los enfrentamientos callejeros por un quítame allá esas pajas y los asaltos a escuelas, con el resultado de tantas criaturas muertas al cabo del año, los bombardeos del enloquecido Putin, que eliminan cada día un montón de ucranianos, son peccata minuta. Uno se asombra de que todavía haya quienes quieran justificar tanta violencia con la cantinela de que "el mundo está cambiando para mejor", porque nos habíamos quedado estancados en las viejas e injustas costumbres  de los últimos siglos (¡…!). 
No sé, no sé; o yo me he equivocado de mundo o este mondo cane se ha equivocado de mí… ¿Pero que se puede esperar de los usos y costumbres de esta nueva época, que  en vez de avanzar retroceden y en vez de  alumbrar oscurecen? Ahí está la Rubia Albión, que en dos meses ha tenido tres jefes de Gobierno, un Brasil en el que Lula sale de la cárcel, adonde ingresó por chorizo, y lo hacen presidente…Por los pelos, pero presidente, aunque la alternativa de Bolsonaro no es como para tirar cohetes. Y luego se extrañan algunos de que los italianos hayan  instalado en el poder político a una Meloni que, aliada con Berlusconi y otras hierbas y matojos, nos puede dar días de gloria a los europeos. ¡Horror, terror y furor!...