Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Enrique Cantos Lodroño

19/12/2020

Stendhal dijo que prefería un enemigo a un tonto. En La Historia de la pintura en Italia dejó dicho que «lo esencial es huir de los tontos y mantenernos alegres». En Roma, Nápoles y Florencia -hablando de Roma- halló «los tontos más insoportables» y dijo estar dispuesto a aumentar «la cantidad de ciencia que permite a los tontos ser pedantes». Cito a Stendhal por cuanto Enrique Cantos Lodroño es un gran amigo de Juan Bravo. Enrique acaba de publicar Concertino para tonto y orquesta que es un libro magnífico para regalar en estos tiempos víricos. Todos podríamos hablar de nuestras aventuras o tropiezos con los tontos -las autoridades que cita Cantos Lodroño son imbatibles (la Vida de Pedro Saputo de Braulio Foz; los fundamentos de Carlo M. Cipolla o el gran Oliverio Ponte de Pino) aunque tengo para mí que le sirven de adorno y que su fundamentado concertino nace de su talento por mantenerse alegre y huir del tonto. Del tonto hay que huir a tiempo aunque sólo la experiencia del vivir procura salir libres y sin costas -por cuanto es imposible doctorarse al haber un catálogo o índice tan extenso. Una gran virtud de este asombroso libro es su catálogo de tontos (su lectura nos pondrá en guardia) y su gran honestidad al haber dedicado una capitular entera al tonto hispánico y a los que «operan en edad temprana» estos son, a mi juicio, los únicos corregibles («semitontos» los llamó Stendhal) ya que el tonto, por su origen, es como todo: «bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza vienen del Señor» (pág, 25; cita Cantos el Sirácides (Eclesiástico 11-14). El libro de Cantos no es un libro de evasión y sí un libro de lo más serio -lo prueba su debilidad por el soldado Juan Rufo Gutiérrez- aunque me intrigue su escuela italiana -Leonardi, Giancarlo Livraghi, Pino Aprile (qué grande!) y el ya citado Cipolla que demostró en su Teoría de la estupidez que se puede ser tonto y organizarse en un grupo más poderoso que la Mafia o la Internacional Comunista de antaño. El Concertino de Enrique Cantos previene y auxilia (yo desconocía al bobo de Perales y creo que al referirse a Perete no es al grabador -quién sabe: Cantos es ortodoxo y parece conocerlos a todos) y da un poco de miedo- cierto que da remedios y está magistralmente escrito.