Pedro J. García

Pedro J. García


La resaca

22/01/2021

Imagino que alguna vez le habrá pasado que, tras una cena con amigos, en la que estaba tan a gusto, tras los postres y al salir a dar una vuelta para tomar algo, los cubatas le entraban como el agua y, pese a saber que al día siguiente tendría una resaca de mil demonios, daba cuenta de uno tras otro. Eso mismo es lo que nos sucedió en la pasada Navidad, con la amenaza de una resaca en forma de aumento de contagios por coronavirus y, lo que es más grave, de fallecimientos -más de 2.300 en todo el país en la última semana-. No toda la culpa puede recaer en los ineptos dirigentes políticos -yo pienso que se debieron establecer mayores medidas durante las pasadas fiestas-, porque si en una carretera está permitido circular a 120 kilómetros por hora, pero hay condiciones meteorológicas adversas, por nuestra seguridad, nos quedaremos por debajo de ese límite. Lo malo es que en Navidad no se redujo lo suficiente el límite ni los ciudadanos nos percatamos de las condiciones adversas. 
Después, de todos es sabido que de aquellos polvos vinieron estos lodos, con consecuencias nefastas para nuestra salud y, por añadido, para nuestra economía, con sectores, como el hostelero, excesivamente castigados y sin ayudas para paliar sus males. Mientras tanto, el presidente del Gobierno calla, porque no es momento de intervenciones tan duraderas como vacías de contenido, el ministro de Sanidad mira hacia la poltrona catalana, a la portavoz del Gobierno no se le entiende la mitad de lo que dice y el vicepresidente podemita hace que suba el precio del pan cada vez que abre la boca.
Señores, perdonemos la cena y los cubatas, que esto es cosa nuestra.