Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Al rojo vivo

19/07/2022

Lo de Ferreras no es buena noticia para nuestra profesión. En absoluto. Cloacas hay en todos sitios. Las hay de todos los colores y olores. Pero que a un tipo que se le llena la boca con frases como "más periodismo" lo hayan pillado con el carrito del helado, mancilla, una vez más, nuestro bendito oficio. Pero más allá del personaje, hay que algo que me recuerda a una columna, que publiqué hace años, en la que les decía que estaba completamente seguro de que a Pablo Iglesias no le iban a permitir estar muchos más años en la política; incluso antes de ser vicepresidente del Gobierno con Sánchez. Ahora sabemos que no era solo desde la derecha, y más allá de la misma, desde donde querían su cabeza en bandeja de plata nada más empezar a sacar su coleta a pasear. Lo que ahora se confirma es que para quien era aún más peligroso el ex presidente de Podemos era para una izquierda que, en absoluto, le iba a dejar que se erigirá como el máximo representante de la progresía moderna en nuestro país. Y todo, unos y otros, se pusieron a trabajar. Además, lo hicieron desde el miedo. Y es que muchos de estos se creyeron sus propias fakes, temiendo que Iglesias fuera capaz de convertir España en un koljoz. El pavor campó por los más altos despachos del IBX 35; también en enormes corporaciones que se habían enriquecido de forma indecente al calor de gobiernos socialistas. Todos ellos coincidieron en una cosa: había que matar -políticamente al líder subversivo para acabar con esa rabia que podía hacer tambalear los cimientos de un sistema en los que la derecha y la izquierda tradicional disfrutan como cochinos en porquera bien de barro. Y a partir de ahí se activó una campaña multidireccional, de una dimensión y tamaño hasta el momento desconocido, en la que se no escatimó en gastos, para apear al coletudo de la política y, si fuera posible, de España. Todos ellos lo mataron y él mismo se murió, porque naturalmente nadie le puso una pistola en la cabeza para entre otras cosas, comprarse un casoplón en Galapagar más propia de un monarca que del propio ex líder podemita. Y aquí estamos, sin Ciudadanos y lo que va quedando de los morados, vuelven a polarizar la política los dos de siempre. Al PP y PSOE les conviene que sigamos pensando en siglas y no en personas; en nombres y no en acciones. Y el votante lo que único que quiere es una mejor gestión. Así estamos, al rojo vivo.