Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


El milagro del padre Stu

20/01/2023

Es dramático que en Occidente, el único que viese venir la invasión rusa fuese Donald Trump o que Boris hubiese entendido sus claves, pero es evidente que no hemos pillado las reglas básicas de una guerra. Los hechos se imponen siempre a la justicia ya que la derrota honrosa no se transforma en victoria. El presidente de Rusia conoce la dinámica bélica pese a los errores habituales de ejecución y sabe que la determinación es indispensable para hacer historia.

La Europa democrática, la élite burocrática con posibles, se ha enfadado con Putin y en especial los alemanes. No entienden la lógica irracional de una agresión militar. No comprenden que tu proveedor energético sea capaz de chantajearte y poner en jaque tu industria o bienestar económico. Es una falta de educación intolerable.

Esta ceguera intelectual explica por qué el gradualismo político solo trae más muertos y garantiza una derrota sin paliativos. Rusia puede ganar al no tener otra alternativa y Ucrania puede perder por carecer de los recursos para obtener una victoria militar. Otra cosa es que lleguemos a saber qué es derrota para según quién, porque desde un punto de vista geoestratégico Rusia ya ha perdido y China ha ganado.

La Unión Europea ha fracasado en el reto porque se resiste a asumir que vive una forma refinada de cobardía y de miseria moral. Aceptas las muertes ajenas y las lamentas, pero no haces nada para frenar efectivamente la dinámica militar. Se ha producido una invasión y tenemos frontera con el agredido. Cualquier matiz es mezquino.

Nuestra respuesta se limita a frenar la ira rusa, asumiendo la lógica del agresor, mientras responsabilizamos a la víctima de las consecuencias que provoca en nuestro bienestar. Esta perversión intelectual demuestra hasta qué punto hemos dejado de ser un faro cultural y nos hemos transformado en un geriátrico político. Han pasado meses desde la cumbre de la OTAN y los muertos se acumulan.

El miedo a una escalada no puede ser la justificación para una equidistancia criminal. En algún punto hay que dar un paso al frente y demostrar que un corte energético nos deja indiferentes, porque la libertad es un bien superior. Lo dicho puede crear momentos de tensión e incluso un recrudecimiento de la guerra, pero no debemos olvidar que la guerra se produce en nuestro continente. Estados Unidos no puede ser el garante de la paz en Europa. Hay que crecer.