Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Encuestas sin medida

21/01/2022

El socialista Tezanos nunca defrauda. Ni siquiera cuando yerra en sus pronósticos, que acumula por docenas. Tiene muy claro su mandato al frente de CIS y es capaz de vender que la tierra es plana con tal de contentar al jefe. Si no fuera por el dineral que nos cuesta un organismo serio convertido en juguete al servicio de un partido, tendría incluso su gracia. Ya me dirán el interés que tiene hacer sondeos permanentes sin elecciones generales a la vista. No hay duda de que Sánchez va a agotar la legislatura y que nos iremos a finales de 2023. Importa poco. Tezanos piensa taladrarnos hasta esa fecha con el mismo titular: el PSOE sigue en cabeza. Así, cada mes y, si no fuera tan obsceno, lo haría cada semana con el argumento de justificar su sueldo, que roza los 100.000 euros al año. Calderilla.
En la primera encuesta del año, el CIS señala que los dos grandes partidos siguen separados por 7,2 puntos y que el bloque de la izquierda, a pesar de la caída de Podemos, consolida su mayoría. Nada parece afectar a los socialistas y el desgaste de la gestión del Gobierno solo lo pagarían los herederos de Pablo Iglesias, que anda recaudando dinero para montar un podcast con el que quiere que España no se olvide de él. Qué pereza.
Quitando el titular, Tezanos no nos descubre mucho más. Dice que el PP sube muy poco, que Vox crece algo también, y que Ciudadanos sigue en caída libre. Desaparecieron de la Asamblea de Madrid y, si se quedan sin representantes en el parlamento de Castilla y León, Arrimadas habrá agotado todas las excusas a las que se ha agarrado para seguir al frente de un barco que se hunde sin posibilidad de ser reflotado.
Lo que menos importa es lo que cuentan las encuestas del CIS. La clave es la intención y el coste de algo que pagamos entre todos. ¿Para qué? Los sesudos consultores políticos -da igual el partido- siguen manteniendo que la divulgación de cualquier sondeo influye en los ciudadanos a la hora de ir a votar. Si en la previa de unos comicios, machaconamente, das como vencedor a una determinada fuerza, eso tiene un efecto llamada hacia todos los que prefieren subirse a un caballo ganador. En cambio, si hay un claro vencedor y el resto de partidos no tiene opciones, puede darse una desmovilización que deje en casa a los votantes de esas formaciones que salen mal paradas en las encuestas.
En momentos tan volátiles, en circunstancias que cambian al segundo, no deja de ser una teoría un tanto caduca. Y a la prueba están todos los patinazos de Tezanos. ¿Cómo influyeron sus platos precocinados en las últimas elecciones andaluzas? La predicción fue que el PSOE se mantendría con 45-47 escaños. Bajaron a 33. Con Vox, fue al revés. Vaticinó que apenas sacaría un diputado y el partido de Santiago Abascal entró en el Parlamento andaluz con 12. Esta fue su primera medalla en una carrera con más errores que aciertos, demostrando que el poder que quieren dar a las encuestas, en la práctica, es relativo.
Para las autonómicas de 2023 queda poco más de un año y la forma de ir calentando es tirar de estos estudios demoscópicos. Los que pagan los partidos y que terminan haciendo públicos -otra cosa son los de consumo interno- son casi como los del CIS. Tienen objetivos muy similares. Estos días atrás, en Castilla-La Mancha nos han vendido dos y el cuento cambia depende de quién lo lea. El efecto es el mismo: sirven para justificar estrategias y para el entretenimiento de los más cafeteros. Poco más.

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