Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Hablar de dinero

14/01/2023

El New York Times hizo hace poco un experimento. Mandó a un periodista a la calle a preguntarle a la gente por su salario. Después de muchas horas de trabajo, nuestro héroe consiguió que 27 personas respondiesen. Luego el periódico hizo un reportaje con ilustraciones muy elegantes en el que salían todo tipo de personas: individuos con salarios altos, individuos con salarios bajos e incluso individuos con salarios medianos.
Hablar de dinero es un tabú en todo el mundo occidental y preguntar por el sueldo es una de las cosas más groseras que existen, incluso entre amigos, incluso entre personas con confianza, incluso con familiares cercanos. Se le puede preguntar a un desconocido si está casado, si tiene hijos, si es aficionado a algún deporte, si le gustan las películas de gladiadores. Pero no se te ocurra preguntarle cuánto gana a tu cuñado.
Se trata de una prevención que no existe en otras culturas. Los chinos, por ejemplo, es una de las primeras cosas que quien saber para entender quién eres, qué tipo de persona tienen delante. A mí me lo han preguntado muchas veces antes de saber mi nombre. «¿De qué trabajas? ¿Cuánto ganas? ¿Estás casado? ¿Tienes hijos? ¿Dónde vives? ¿Tienes hermanos? ¿Tienes casa en propiedad?». Por ahí se empieza cualquier conversación civilizada.
Es curioso cómo protegemos el secreto mientras nos esforzamos dar pistas a través de objetos y servicios. Joyas, coches, ropa, complementos, incluso cacharros tecnológicos, restaurantes, hoteles, el barrio en el que vives… Todo es cuestión de estatus económico en un porcentaje elevado.
Así que a raíz de la entrada en vigor de leyes sobre transparencia salarial, el New York Times se pregunta por qué nos cuesta tanto hablar de dinero si nos pasamos el día pensando en el dinero. Es una buena pregunta para la que, la verdad, no aportan ninguna respuesta convincente. Yo tampoco.

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