Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Sol de invierno

03/02/2023

Ese sol invernal que disfrutábamos a principios de semana era reconfortante, lo que consuela e inquieta a la vez. Me refiero a la incongruencia de caminar a pleno sol mientras las temperaturas se desploman, como si todos nos hubiéramos convertido en exploradores polares. Por esos caprichos de la memoria, recuerdo ahora a una lejana banda albaceteña que se llamaba Azalea. Una de las canciones de su repertorio se titulaba, precisamente, Sol de invierno, igual que este artículo. «Sol cruel quemas mi mente», rezaba el estribillo. Los componentes de Azalea eran muy jóvenes, casi adolescentes. Sin embargo, la banda contaba con dos guitarristas de lujo que ya eran muy buenos por entonces. Uno de ellos era Jesús Naranjo, que en la actualidad enseña a nuevos guitarristas en la EMMA. El otro no era otro que el inolvidable Alberto Cano, quizás uno de los músicos más dotados y prometedores que haya visto esta ciudad. Alberto murió en plena juventud en un accidente de automóvil. Fue en diciembre del año 87, y no puedo evitar sentirme triste al recordarlo. Me entristece la idea de que haya transcurrido casi una vida desde entonces y que él no haya estado aquí para vivirla. Suerte que siguen con nosotros otros talentos de su generación (que es también la mía). Aquel accidente maldito, por fortuna, respetó la vida de Juan Siquier, otro de los grandes músicos que ha alumbrado esta ciudad. En realidad, un auténtico hombre del renacimiento cuyo talento se extiende a varias disciplinas artísticas, amén de un auténtico influencer en el más noble sentido del término (cuando Siquier recomienda un libro, yo corro a leerlo). Y de este modo extravagante he pasado de pensar en el sol invernal a recordar a algunos de los albacetenses más ilustres. Y que conste que el adjetivo «ilustre» designa al que sobresale en alguna actividad o ha hecho algo importante, lo que no suele rezar por el político casposo de turno.

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