Francisco J. Martínez

Francisco J. Martínez


Una ola que nos engulle

16/01/2022

La sexta ola de la pandemia parece que se encuentra en todo su esplendor y que la variante ómicron no encuentra un dique contra el que estamparse. Eso sí, la vacunación masiva consiguió que la mayoría de los enfermos presenten síntomas leves y los ingresos en UCI, aunque en aumento estén relativamente controlados.
En Atención Primaria se vive estos días la batalla sanitaria, lejos de la gravedad de las primeras oleadas, pero con una saturación importante. Es el primer frente de batalla en esta ola, porque entre la atención a los pacientes, que en la mayoría de los casos se limita a derivar al enfermo a que se haga una prueba de antígenos, y la tramitación de bajas y altas laborales, los centros de salud están incomunicados. Y digo incomunicados, porque para saber qué hacer en caso de síntomas compatibles con Covid-19 alguien del entorno del enfermo o el propio paciente debe acercarse hasta su centro de salud, las líneas telefónicas no son atendidas y se deriva a una centralita regional.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hablaba de gripalizar la pandemia y la OMS rápidamente negó tal extremo. Sin embargo, en la realidad actual, la mayoría de los enfermos pasan el coronavirus como si de una gripe fuerte se tratara en sus domicilios, con más medidas de prevención, eso sí, pero el sistema sanitario público no es capaz de gestionar el aluvión de contagios que se les vino encima.
Como dijo la canciller alemana al principio de la pandemia: «Cuando el virus ya está aquí y la población no es inmune, no hay una vacuna ni terapia, entre el 60% y el 70% de la población acabará infectada».