Domingo Henares

Domingo Henares


Cátedra de México

20/02/2022

En esta encomienda se omiten los nombres de los políticos nefastos. Y es fácil conseguirlo, pues desde sus altas torres se pueden aventar las letras de sus apellidos en un vendaval que borra así toda presencia para la historia de dirigentes indignos. Borrón y cuenta nueva. Ya no existen porque se fueron al olvido. Como le ha de pasar al mandatario actual de México, pues él también reclama un acto de arrepentimiento de los españoles, por el supuesto atropello contra los habitantes de aquel lugar, convertido un día en tierra de misiones, a donde fueron esperanzados religiosos y conquistadores de un nuevo mundo, al abrigo de las llamadas Leyes de Indias, por las que España amparaba a los moradores recién descubiertos. Lejos del comportamiento que quiere atribuirle a la España de entonces una falsa leyenda negra, todavía y de vez en cuando emergente. Sin pruebas y mal intencionada.
 Más le valdría hoy al dirigente actual mexicano ser agradecido con un municipio tan noble como La Roda, en la provincia de Albacete, pues allí nació en 1568 el jesuita padre Antonio Rubio, que puso cátedra de Lógica aristotélica durante 25 años en México. Con la gracia añadida de haber resuelto allí un malentendido en la historia de la Filosofía, el de haber pensado que Platón y Aristóteles estaban muy distantes en su pensamiento. Cuando en realidad, y el padre Rubio lo prueba, es la misma filosofía del ser.
 Y con qué delicadeza el filósofo rodense aprendió la lengua mexicana para poder confesar en ella a sus feligreses aztecas. Para que los asuntos de Dios y del hombre quedaran en la mayor intimidad. 

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