Vi el pasado jueves la entrevista a Pedro Sánchez en la Sexta –la suya- y quedé sobrecogido de lo malos malísimos que son esos chicos y chicas del Partido Popular y de Vox, aprovechando la pandemia del Covid-19 para tratar de moverle el sillón. ¡Qué ignominia! ¡Cómo puede haber gente así! Ahora que él ya se había acostumbrado a dormir a pierna suelta teniendo a Pablo Iglesias de vicepresidente, los populares le hacen la vida incomoda de tal modo que hasta han viajado a Europa para “chivarse” de supuestos enjuagues que ponen en duda la calidad democrática de su Gobierno. Eso no se hace ni con la cara tapada con una mascarilla para prevenir el coronavirus...PP y Vox ¡Vaya par de dos!

La entrevista a don Pedro se la hizo Antonio García Ferreras, y que nadie piense que “así se las ponían a Fernando VII”. Al contrario, Ferreras tuvo contra las cuerdas al Presidente del Gobierno Sánchez-Iglesias-Bildu y derivados, todo el tiempo que duro el inquisitivo encuentro. ¡Qué sufrimiento, Dios mío! Aquello fue un tercer grado. No se puede ser más cruel y despiadado que Ferreras con el que más manda en España. Bueno, “después del Rey”, como decía “La Chata” refiriéndose a Vicente Pastor, en el poema que tan bien recitaba Alejandro Ulloa. ¡Una verdadera tortura!

Pero bienvenidas sean este tipo de entrevistas, puesto que así nos enteramos quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Porque si nos atenemos al “tete a tete” de Sánchez y Ferreras del pasado Jueves, aquí hay unos buenos-buenísimos que son Pedro Sánchez –por cierto encanecido por los aladares- y Pablo Iglesias con su coleta, mas frondosa cada día que pasa, que merecen quedarse en el poder para siempre por aclamación, y unos malos malísimos que son todos los demás.