Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Sírvase usted mismo

27/12/2021

La vida sigue lo mismo que el espectáculo del combate de boxeo político que tiene entretenidos a muchos padres de la patria y, principalmente, a sus correligionarios, siempre dispuestos a cambiar las reglas si no les va bien y a anteponer los intereses electorales a los de sus administrados que, por otra parte, son quienes les sustentan.
Atónitos y preocupados asisten los ciudadanos al crecimiento de los contagios por la COVID-19 en esta sexta ola, que continuarán creciendo durante las próximas semanas, según todas las previsiones, sin que se hayan puesto de acuerdo los presidentes de los gobiernos central y autonómicos en tomar una serie de medidas que puedan frenar la escalada, hasta el punto de que las cifras se multiplican por 10 en algunos puntos de la geografía en relación a las mismas fechas del año pasado, aunque, por fortuna, bajan los ingresos hospitalarios en planta y en las UCI. En la misma proporción.
Parece que ha calado bien ese falso y populista mensaje de la libertad que difundió la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dejando corta a la ultraderecha, entendida desde el punto de vista de la captación de votos haciendo creer que se defiende la economía por encima de todo, pasando la salud a un segundo plano. Esto, unido a una falta absoluta de previsión por parte de las administraciones y del colapso de la Atención Primaria, muchos de cuyos sanitarios contratados habían sido enviados a sus casas, ha provocado una situación de desamparo de la población a la que se pide que sea ella misma la que se autocontrole. 
Cuando los servicios de pruebas diagnósticas están totalmente colapsados y las citas se retrasan por días, quien tiene síntomas debe ser el que opte por encerrarse en casa y buscar la fórmula de poder autodiagnosticarse, bien a través de la sanidad privada o con la compra de un test de antígenos, con unos precios por las nubes, si es que se encuentran en las farmacias.
Todo esto es inaudito, mientras se pide al Ejército que se aporten más rastreadores al sistema de salud y se discute si la mascarilla se debe emplear en los espacios naturales o cuando hay aglomeraciones, sin que cambie en la filosofía lo que se estaba aplicando.
A muchos presidentes, principalmente los que tienen pensado llamar a las urnas, o ya han comenzado a hacerlo, no les interesa adoptar medidas impopulares, parece que al responsable del Ejecutivo, Pedro Sánchez, tampoco, vamos por tanto a que triunfe el caos más absoluto y a que en enero haya confinamiento general. 
Si en el género humano primara la sensatez y el respeto a los demás no serían necesarias las leyes, nos acercaríamos al mundo a la arcadia feliz, pero el día a día hay quien nos demuestra comportamientos rechazables y condenables que hacen preciso el empleo de las leyes. Ahora, como no es popular, ganan los insolidarios, quienes rechazan la vacuna, no se confinan aunque sean positivos y evitan colocarse la mascarilla, exhibiéndolo además como ejemplo de hombría y causa libre. Así que sírvase usted mismo y sálvese quien pueda. ¡Espectacular!