Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Y ahora, el Tribunal Constitucional

12/06/2021

Hay días en los que uno se dice que mejor habría sido no levantarse de la cama, no salir de casa, no acercarse al despacho.

Sánchez vivió unas horas de euforia cuando Biden accedió a tener un breve encuentro con el presidente español durante la cumbre de la OTAN en Cornwalles, el parlamento europeo aprobó una declaración en la que apoyaba la posición española frente a Marruecos, e incluso parecía que los españoles empezaban a asumir el indulto a los independentistas, aunque eso no significara que lo aceptaran. Y de pronto, todo se enreda y se produce esa situación desgraciada en la que todas las piezas se desbaratan.

Desde Moncloa cuentan que Sánchez va a proponer a Biden que la próxima cumbre OTAN se celebre en España y que hay buenas perspectivas según los primeros tanteos. Bueno, pues al poco se conoce que Estados Unidos, con Rajoy en el gobierno, ya había acordado una cumbre en España en el 2019… y que Sánchez se negó a celebrarla cuando ya era él presidente. Es decir, que si lo consigue ahora no por méritos propios sino porque estaba pendiente aquella importante cita.

Más: varios medios de comunicación han publicado unas notas y conversaciones cruzadas entre dirigentes independentistas, entre ellos el inefable Oriol Junqueras –inefable porque es el hombre de las mil caras-, en las que exponen su estrategia, que incluye independencia sí o sí, referéndum también sí o sí, y también hacer creer al gobierno en la mesa negociadora que están dispuestos a mantener una posición flexible… pero que de ninguna manera van a renunciar a los objetivos que se han marcado. Es decir, que lo del diálogo y la voluntad negociadora de Junqueras con referéndum pactado y todas esas historias son una patraña.

Y algo inquietante para Pedro Sánchez: el ponente del Tribunal Constitucional encargado de elaborar el informe que debe llevar al pleno del alto tribual dentro de dos semanas, va a proponer que el decreto de confinamiento domiciliario del 2020 sea inconstitucional, porque para limitar determinadas libertades ciudadanas era obligado hacerlo con estado de excepción, no de alarma. Interpretación, por cierto, que defendían los servicios jurídicos de varios gobiernos regionales, incluidos algunos socialistas.

No es un asunto irrelevante. Si el pleno del TC avala la propuesta del ponente, la situación del gobierno puede ser imposible : lloverán centenares de miles las demandas, porque son centenares de miles, millones, los españoles que han sufrido las gravísimas consecuencias económicas, laborales e incluso sanitarias de esa medida que infinidad de profesionales de la judicatura ya consideraban que no eran conformes a la Constitución fuera del estado de excepción.

A Pedro Sánchez las leyes y la Constitución le traen bastante al pairo, pero si el TC declara inconstitucional el confinamiento, el Estado tendrá que indemnizar a los perjudicados con más fondos de los que algún día se supone que llegarán de Bruselas.