Faltan 364 días (2024 es bisiesto) para celebrar un nuevo Día Internacional de la Mujer y todos deberíamos hacer el ejercicio de recordar cómo era la realidad el pasado miércoles y cómo será el próximo 8 de marzo para hacer un balance del avance que hemos experimentado. Está muy bien la celebración de días señalados, felicito a todas las mujeres reconocidas tanto a nivel local como provincial y regional, pero donde verdaderamente debemos centrar el objetivo es en las miles y miles de mujeres anónimas, más o menos cercanas, y ver cuánto han ganado (y no me refiero sólo a la parcela económica) en un año.
El 8M, además de todo el apartado reivindicativo, nos ha dejado la tristeza de la división en algunas celebraciones, porque, si ni en un día tan señalado estamos unidos, mal vamos. Recuerden que la unión hace la fuerza y en este campo es necesaria por parte de todos, más allá de los discursos y fotografías de un día. Esa unidad de acción debe mantenerse durante todos los días del año para que en el próximo Día Internacional de la Mujer haya motivos claros de celebración y no quede todo en una efeméride más.
Tenemos 364 días por delante para trabajar y luchar para poner fin a muchas injusticias, para acabar «con todas las brechas» a las que aludió el feminismo albacetense en la manifestación celebrada en la capital, para lograr «la igualdad de trato y oportunidades» que reclamaron los sindicatos y para ser, simplemente, un poquito mejores. Si cada uno empieza por su entorno más cercano, entre todos sumaremos mucho. Yo lo haré con tres mujeres: la que me dio la vida, la que me hace feliz y por la que daría la vida.