Domingo Henares

Domingo Henares


Hay que ser serios

28/02/2021

Si alguien reclama la libertad de expresión, desde ese preciso instante y sin contárselo a nadie, ya la está ejerciendo. Pues el cerebro humano edifica pensamientos que después transmite dotándolos de palabras escogidas y de voz ajustada, con entonación armoniosa para hacerlos más humanos. Y nadie ni nada se opone a esa maravilla de trasladar al exterior nuestros asuntos íntimos. Libertad que no tiene el resto de los animales, que ni piensan ni tienen la pasarela de la palabra para comunicar sus adentros, a no ser por esa especial benevolencia de alguien cuando conversa con su mascota, lo acompaña y pasea, o le explica el significado del color en los semáforos.
Y, siendo esto así, a ver quién entiende tanto revuelo con ocasión de haber entrado en la cárcel Pablo Hasél, uno de tantos raperos mediocres, cuyo mérito más reconocido es la procacidad de sus alegatos, con la pretensión nada más que soñada de que la libertad de expresión coincida con la posibilidad bien vista de delinquir. Cuando nadie tiene, en rigor, libertad de expresión para pronunciarse en contra de alguna ley. Porque la voluntad humana, si somos serios, no ha venido a este mundo con inclinación irresistible hacia el mal, sino que apetece el bien común como los frutos de la tierra. Lejos de atacar por fuerza y gratis a las instituciones sociales o al vecino de enfrente, si está prohibido. 
De manera que, cuando alguien atropella la ley con sus palabras, no muestra su libertad de expresión. Antes al contrario, manifiesta que algún obstáculo personal le impide ser correcto en sociedad. Y es cuando ha dejado de ser libre.