Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Los listos del virus

15/12/2020

La gran tragedia global que nos ha traído el covid-19 no ha sido malo para todos. En absoluto. Y no me refiero al salto exponencial que ha pegado China a nivel geoestratégico. De lo que les hablo afecta a gente más cercana, casi próxima. Y es que al calor de la ruina, el dolor y la muerte han emergido, como setas en otoño, un ingente número de indocumentados que, aprovechando su inesperado tirón mediático, se han hecho famosos, y por ende, ricos (o en camino) hablando de lo que nos pasa y sufrimos a causa del virus. Algunos de ustedes pensarán que les hablo de Fernando Simón y no es así. Al menos este profesional es docto en materia epidemiológica y más allá de sus algunos aciertos y muchas cagadas (con perdón) estamos hablando de alguien que sabe de lo que habla por ser una autoridad en la materia. El problema es que de pronto los medios de comunicación necesitaron de nuevas cabezas parlantes, disfrazadas de sabios, para llevar el drama al puro espectáculo que les ayuda a subir audiencias. Y es así que presentadoras de televisión cantan las cifras de muertos como si de los resultados del Carrusel Deportivo se tratara; supuestos virólogos -¿alguien ha comprobado si lo son?- salgan haciendo caprichosos vaticinios y caducas estrellas de Tele Circo se erijan como voces autorizadas a la hora de rezar sobre algo de lo que no tienen ni repajolera idea. Y así estamos desde hace demasiados meses. A todos ellos les conviene seguir enviando mensajes apocalípticos que aviven el miedo y acrecienten nuestra desesperación. Más que nada porque cuando acabemos con la pandemia –que lo haremos, muy a pesar suyo- volverán a esa oscuridad de la que no debieron de salir jamás. Huyan, como alma que lleva la pandemia, de estos nuevos telepredicadores virales –nunca mejor dicho- que pueden resultar ser tan tóxicos –y hasta mortíferos- como el propio coronavirus que tanto lustre les está procurando. De nada.