Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


La guerra de Putin

27/10/2022

Nueve meses de guerra, un mal parto para la humanidad, donde, por el momento, no hay ni vencedores ni vencidos, pero sí aumentan cada día el número de perdedores. Porque aquí estamos perdiendo casi todos, no sólo rusos o ucranianos con el fusil en las manos; si alguien puede considerarse ganador serán en todo caso esas empresas fabricantes de armamento para quienes corren buenos tiempos que, infausta y desgraciadamente, parecen delinearse en el futuro con magníficas perspectivas, habida cuenta de que todos los parámetros que se analizan y la triste realidad que nos envuelve, apuntan a que la guerra de Putin puede ir para largo.
El déspota ruso, y ya gran genocida por méritos propios del siglo XXI, sabe que ante una Europa con sus consabidas complicaciones para lograr una verdadera unión, ganar tiempo es importante y que el desgaste de la prolongación del conflicto bélico será soportado por el pueblo ruso, aunque sea por decreto y a la fuerza, mientras que esa unión de los países occidentales siempre estará bajo el peligro de resquebrajarse si vienen mal dadas. Es una mentalidad, la rusa, que siempre mostraron los viejos campeones de ajedrez de la época dorada de la desaparecida Unión Soviética. A Putin no le valen las tablas y esa realidad se antepone al hecho no menos cierto que nadie desde occidente tiene la fuerza y capacidad suficiente para plantear el acuerdo de tales tablas. Mientras, Putin, sigue haciendo movimientos en su tablero con los que intenta minimizar sus evidentes errores en el campo de batalla, donde lo que se presumía como una intervención relámpago se ha convertido en una cruel masacre y con el general invierno a las puertas.