La pluma se ha roto y ha dejado de volar, expandida en tantas líneas que ya se perdían entre mil tentadoras historias... Es tan convulsa la España actual, tan asombrosa y suicida su política, que necesitaríamos de varias columnas de opinión para expresar todo lo que necesita escuchar la nación. Revoltijo incesante nos entrega cada día el espectáculo de la confusión, precisamente cuando más necesitamos un rumbo, más que una rumba con torpe ritmo y triste canción. 
Llegó la destrucción a la justicia. ¿Iríamos a un tribunal donde el juez ha sido designado no por unas oposiciones que lo seleccionaron por su sabiduría y preparación para tan importante función sino por un grupo de presión dirigido por el cacique de la región al que hemos demandado? No sería extraño descubrir que el juzgado se ha decantado por el señorito que el puesto le entregó y del que depende para progresar en su carrera: pienso suministrado, impidiéndole a su alma volar y quedando encerrado en el corral como gallina cebada. Ya la devorarán cuando les convenga, tal vez para nochebuena.
La justicia cae por la pendiente hacia el abismo del mal cuando se hace dependiente y eso es lo que han hecho con el órgano supremo de la judicatura en España. Se rasgan las vestiduras los señoritos del partido popular, aunque ellos también se beneficiaron de esa situación cuando gobernaron. Pero ahora es todavía peor. 
Si no hay un sistema judicial independiente, la democracia se pervierte y la corrupción resulta evidente. Durante siglos se pintó y esculpió a la estatua que figura la justicia velada y con una recta balanza para medir lo que es justo y aplicar su sanción. Ahora la balanza se tuerce y no hay velo, sino que el gobierno le dice al juez qué debe pesar más. Denigrante es para jueces y para la sociedad, que ya va viendo cómo caemos en la tiranía de los peores. No jueces independientes, sino sicarios elegidos por sus partidarios. Partidos que no permiten la totalidad, sino la parcialidad: artidos quedamos en trozos, pues el Todo ha sido roto.
En un cuadro que en la Real Academia de Bellas Artes muestran al entrar, una paloma lleva un ramito de olivo, figurando la paz y la sabiduría de un Espíritu más alto que el terrenal mientras la muerte juzga y es que si aquí esto está mal, muchos esperamos otra dimensión donde el universo moral se ha de compensar. Donde hay justicia hay paz. Donde la justicia se corrompe la ley se desmiente y el sistema se torna injusto y demente. La navidad se acerca y nos habla de paz, pero Herodes parece que quiere volver a gobernar. Habrá que hacer renacer la esperanza y cambiar las leyes malvadas para que la justicia sea independiente y los jueces juzguen rectamente.