Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


El sitio

04/05/2023

El Día del Trabajo hace tiempo que dejó de ser lo que en otros momentos fuera, entre otras cosas y causas por el propio momento que viven los sindicatos de clase en estos períodos en los que no gozan del fervor mayoritario con el que sí se auparon y arroparon, por ejemplo, en los primeros años de la Transición. Hoy ese liderazgo sobre las clases obreras se les ha ido como agua entre las manos y además es cierto que estamos viviendo unos instantes en los que tales sindicatos no gozan de la mejor prensa y es fácil encontrarnos con muchas voces especialmente críticas frente a este agente social tan necesario, por otra parte, en una coyuntura social y económica como la que estamos viviendo. Pero sí, evidentemente corren malos tiempos para la lírica sindical y su partitura a interpretar ante la oleada de crisis económicas que se suceden unas tras otras y enlazándose como eslabones de una cadena que parece no tener fin.
Ciertamente los sindicatos tradicionales se han visto encerrados en un laberinto en el que en cada esquina crecen las desigualdades, o el ritmo salarial se descompensa ante la imparable inflación mientras grandes empresas aprovechan crisis económicas, pandemias y guerras, para ostentar provocativas ganancias en sus últimos y acaudalados ejercicios. Puede ser que los sindicatos necesiten encontrar su sitio en los tiempos actuales, pero es el que deberán buscar ellos, no el que pretendan imponerle otros si alguna vez gobernaran. En la plenitud de este Primero de Mayo, Santiago Abascal, además de tildar a CCOO y UGT de «sindicatos del crimen», amenazó con ponerlos en su sitio. No creo que sea el mismo sitio del que unos u otros hablan.