Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Balada triste de la calle Ancha

31/05/2022

Eso a lo que llamamos el centro, en otro tiempo bautizado por su dinamismo comercial como el Frankfurt de La Mancha, anda como un toro apoyado en tablas. Entre obras interminables de peatonalización y tiempos de comercio on line, el centro lleva media estocada pescuecera. En esa calle Ancha que llega hasta el Parque, sobrevive un escaso comercio local. Le quitas el Gran Hotel de Candel, la joyería del gran Vicente Mompó, la Óptica Americana de los Septién, la Farmacia Lozano, Herso, la tienda de mis queridos Hermanos Arcos, Cuchillos Pastor, Yagüe, el café del Casino o el estanco de Perico, y todo el dinero de caja se va para Madrid, Valencia o La Coruña. La pérdida de nuestro comercio más representativo es sangrante. En dos décadas, el paisaje comercial de la calle Ancha ha cambiado radicalmente. El comercio local, el nuestro, el que daba empleo a varias familias por tienda, salvo esas dignísimas excepciones que sobreviven como pueden, prácticamente ha desaparecido. Y, por tanto, como ciudad, rotundamente hemos perdido. Hace unos días inventariaba junto a mi amigo Pepe Huertas, cómo la metralla del tiempo y la falta de una estrategia política ha barrido el comercio local de esa calle Ancha. Comprueben: Cafetería La Suiza, la imprenta Albacete Religioso, Cuchillería Simón, la Peluquería Centro (de Pepe y Lucas), el elegante Bar Aldonza (lugar de tertulia de Godofredo Giménez, Eugenio Paños o Enrique González), el Café Avenida, Papelería Roberto, Calzados Sevilla, Fontecha y Cano, Legorburo (ahí sigue sin solución), Belda, Farmacia Cabeza, Gabardinas Sanz, Jarque (Lorenzo), Novedades Fuentes, la confitería Plácido, Blayne (de don Antonio Parra), Barón, Galerías Piqueras o Ultramarinos Hernández (apodado cariñosamente El roña). Comercios, ilustres todos los relacionados, que ayudaban a sostener aquella clase media de Albacete, hoy casi desaparecida. Por último, un aviso a paseantes: una ciudad peatonalizada sin comercio local es como un esqueleto andante.