Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Primer encuentro

11/04/2022

Después de las muestras de adhesión inquebrantable de los suyos, la misma que otrora hubiera mostrado a su antecesor, Pablo Casado, que no en vano fue quien dejó colocados a muchos de los que acudieron como compromisarios tras ganar las primeras elecciones internas de los populares, el nuevo presidente del primer partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo,  ha desembarcado en Madrid, manteniendo los primeros contactos institucionales, desde el Rey Felipe VI, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.  En ambos casos han sido encuentros largos, lo que muestra que hay posibilidad de diálogo y que no se trata de una mera teatralización protocolaria, aunque con el responsable del Ejecutivo la sensación es que se ha avanzado poco tras el aterrizaje.
También ha sobrevolado un asunto del que se tiene poca información, ni siquiera ha sido avisado el Parlamento, al menos con la profundidad que se requiere cuando se realiza un cambio de criterio, como es la relación con Marruecos y la defensa de un plan de autonomía para el Sáhara frente al previsto diálogo entre las partes y el referéndum de autodeterminación. La agenda de este inicio de la nueva relación, que no ha contado con el respaldo de la mayoría de los diputados, la ha marcado el rey Mohamed VI. Se ignora a qué precio y si se ha llegado a amenazar la seguridad del sur de Europa -del norte se encarga Rusia-, con el envío masivo de emigrantes para que no se tomen medidas represivas en la frontera, o la estabilidad de Ceuta, Melilla, incluso Canarias, mientras caben dudas de que Argelia pueda retirar el suministro de gas en un momento complicado.  Cuando se trabaja de forma opaca se facilita mucha fluidez a  la imaginación, aunque es cierto que hay que dar salida a un asunto pendiente desde hace 46 años, pero si es un asunto de Estado requiere, al menos, el conocimiento de los representantes de los ciudadanos. De momento la sospecha es que hay un trasfondo que no debe ser objeto del conocimiento de los españoles.
Viendo en Madrid a Feijóo las formas que ha ofrecido en su comparecencia pública en La Moncloa ha sido radicalmente diferentes a las de Casado, ha estado pausado, conciliador y con argumentos -aunque parece que no los ofreció en su encuentro con Sánchez argumentando que no le había dado tiempo a conocer 11 propuestas del Ejecutivo para paliar la repercusión de la crisis por la invasión de Rusia-. Puede que se esté gestando un cambio y que, por fin, los partidos mayoritarios puedan tejer la posibilidad de consensos, es lo que siempre ha pedido la gran mayoría de los ciudadanos.
Entretanto, han ido ocupando huecos las minorías, con la crisis como caldo de cultivo para sus discursos populistas, con las que Feijóo no ha fijado su opinión sobre el futuro gobierno de Castilla y León con Vox. Sería conveniente, porque en su mano está no dar cabida a radicales que insultan en las sesiones parlamentarias. Escasas conclusiones nos ha ofrecido el primer diálogo Sánchez-Feijóo, solo las formas, deberían seguir trabajando porque es cosa de dos y de lealtad mutua, también de altura política.