La vacuna del Covid-19 se está convirtiendo en nuestro país en una indigesta sopa de siglas. ¿Esto nos iría bien en estas pobres Batuecas? Tal parece que nos hubiera cagado la moscarda. Que si ésta inmuniza para cuatro meses, que si la otra para un año, que la de más allá ni se sabe qué efecto tendrá para los mayores de 50 años, y bla, bla, bla, cada día dicen cosa diferente al anterior, con lo que están logrando que la camisa no nos llegue al cuerpo, y así no pensemos en el desiderátum en el que han convertido la «gobernanza» de los pobres españoles, que no nos merecemos la plaga política que nos ha caído encima. No podría ser de otra manera dada la variopinta tropa que nos desgobierna. Y es que mienten más que defecan y se purgan todos los días. En fin… Lo que quieren es amarrarse con fuerza al poder y sus prebendas y el que venga detrás que arree. Mandar, aunque sea en un cementerio de gigantescas proporciones, parece el único objetivo…
¡Donde está la tan cacareada Comisión de Expertos cuyas directrices dicen seguir! Al menos Simón el enterrador, lo lleva proclamando desde que se abonó al micrófono, y se dedica a pegarle bocados cada día como si fuera de chocolate. La seriedad en situación tan descorazonadora brilla por su ausencia. Entre todos han conseguido descentralizar la respuesta a la pandemia y el Gobierno central va por un lado, y los autonómicos zigzagueando cada uno por el suyo. Y nosotros poniendo los muertos. Los muertos y la ruina galopante. 
Se asombran y con razon, de la escasa precaución de algunos sectores del país ante el dichoso virus, pero convocan elecciones, que, por mucho esfuerzo que se haga por evitar contactos, serán un peligro evidente de contagio. En fin… ¿Quien me compra un lío?