Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Pedro en su laberinto

08/09/2022

La prueba de que Pedro Sánchez está metido en un laberinto es que tardó dos horas y media el otro día para fajarse de Feijóo. Igual que Teseo pero sin Ariadna, no encuentra el hilo que lo lleve a la salida del lío de las encuestas que no hace Tezanos. Ya que tanto se pone en duda la intención del líder de la oposición al compararlo con el otoño del patriarca, escogeré otra novela de García Márquez que quizá sea más propia para el señorito, El general en su laberinto, que narra los días de Bolívar en el tiempo de la independencia. Aunque yo lo veo más como el Melquíades de Cien años de soledad, que iba por los pueblos con la alquimia, convirtiendo la hojalata que tocaba en reluciente y relumbrante oro. Los Buendía y los habitantes de Macondo pensaban que era todo objeto o causa de brujería. Y es que algo de brujo tiene nuestro héroe, después de una década marcando el paso de la política española.
Sánchez no tiene quien le escriba o quizás sí, toda la pléyade de asesores en nómina, que le llenan el móvil de pantallazos. En el fondo, es un ángel baqueteado por las circunstancias. El pueblo no le reconoce sus méritos ni la excepción ibérica, pero es porque está mal explicada. En realidad, la excepción ibérica es él, un presidente guapo que habla inglés. Su problema es que no dice la verdad ni al médico, por lo que no sabemos cuándo habla en broma o en serio. No podía dormir con Podemos, tampoco pactaría con Bildu y jamás indultaría a un político son jalones que ha ido bajando como una vedette o gran estrella del espectáculo. La clave de las próximas elecciones será si el gentío le hará pagar su política de pactos con los que no creen en España o pesará más su recién estrenada agenda internacional y gasística.
En realidad, todo Sánchez queda resumido en El amor en los tiempos del cólera, pues nada menos que una pandemia vino a azotar los planes del más guapo, del más bello, del más sincero. Así que no vaya nadie a pedirle peras al olmo. Bastante tuvo el hombre con salir adelante en medio del delirio. Ahora se queja de que lo piten por la calle, pero para eso ha diseñado una campaña que lo acerque a la gente. De momento, le ha acercado a Almudena, de Tomelloso, que  le preguntó el otro día en Moncloa por las empleadas de hogar. Increíblemente dijo Sánchez que ya lo tenía previsto para el día siguiente en el consejo de ministros. Que no cante victoria Almudena, pues días de mucho, vísperas de nada.
Así las cosas, los socialistas están nerviosos porque ni se muere padre ni cenamos. La campaña de la gente arranca como puede y el próximo sábado, Sánchez estará en Toledo. Compromete a todas las agrupaciones para que le abran el paraguas y escurran el aguacero. Va para seis años del comité federal en que el añorado Vaquero alzó los brazos. Tengo escrito que Sánchez hará con España lo mismo que en el PSOE, correr la cortinilla incluso si hiciera falta. Pero que no se preocupen los socialistas de corazón. La noticia sería que a Sánchez no lo abuchearan. Así pues, tranquilidad en el frente. El otro día en el Senado salió su lado más cheli. Cuando pierde las formas es más Sánchez que nunca. El Pedro del no es no y la militancia enfebrecida. Que nadie lo dé por muerto. Estaba de parranda por Europa con Van der Layen y la excepción ibérica. Así pues, que la derecha no cante victoria y escriba ya los primeros renglones de la Crónica de una muerte anunciada.