A la vida, ganas. A los sueños, alas. A la muerte, resignación. Al dolor, paciencia. Al amor, pasión. A la amistad, complicidad. Al trabajo, rendimiento. Al día, energía. A la noche, magia. A los mentirosos, distancia. A los generosos, abrazos. A los alegres, cercanía. A los victimistas, barreras. A los divertidos, puentes. A los egoístas, tarjeta roja. A los hijos, valores. A los padres, agradecimiento. A los chismosos, portazo. A los intolerantes, desprecio. A los hipócritas, la espalda.
Al verano, desconexión. A la Navidad, lo que te pida el alma. A Halloween, diversión. Al día de Todos los Santos, respeto. Al día de Reyes, ilusión. A tu cumpleaños, reflexión.
A los proyectos, dedicación. A los planes, motivación. A los compromisos, asertividad. A las traiciones, despidos por causas objetivas. A los cobardes, compasión. A los valientes, admiración. A los envidiosos, nada.
A las caídas, resiliencia. A las derrotas, aprendizaje. A las metas, entusiasmo. A los logros, humildad. A los favores, memoria. A los besos, entrega. A las lágrimas, espacio. A la soledad,  proporcionalidad. A los compañeros, cordialidad. A los clientes, empatía.
A los libros, un altar. A la música, protagonismo. Al arte, reconocimiento. Al teatro, horas sin reloj.
Al sentido del humor, abono. A la creatividad, vitaminas. Al orden, relatividad. Al caos, una brújula. Al cansancio, un sofá cómodo. Al abatimiento, una infusión. A las prisas, tiempo muerto.
A ti, lector, un «qué feliz me haces posando tu mirada en estas letras».