Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Madrid

26/04/2021

Madrid es España parecen decir los políticos que ahora andan revueltos en eso de las elecciones a la Comunidad madrileña. Y es que, unos y otros, vociferan en alta voz eso de «Madrid es España» y por tanto, lo que aquí suceda será el reflejo de todas regiones del país.
Un poco de vanidad sí que hay en esa frase o en ese dicho, pero cierto es, que el espejo de lo que se refleje en esta ciudad suele sentirse en el resto, ahora bien, ni las izquierdas ni las derechas tiene potestad para condicionar al madrileño en eso de expresar su personalismo y sus características definitorias de una comunidad que es plural, variada y llena de contrastes. Por eso, ser de Madrid es orgullo y privilegio, pero también es de Madrid quien allí trabaja y vive desde hace mucho tiempo porque ha sentido y siente el peso de su pluralidad, donde naturales y visitantes comparten inquietudes e ideales.
Nos decía Aunión en el País que «apenas llevaba cuatro meses como estudiante en la Universidad de Alcalá, y la joven estadounidense Robyn Wright ya hablaba español con dejes locales. «Vaya. Ya se te ha pegado el ejque madrileño», le dijo la madre de una amiga una tarde de 2003 en referencia a la característica pronunciación de la ‘s’ como si fuera casi una ‘j’, por ejemplo, en esa famosa versión del ‘es que’ o en palabras como bosque o casco. «Me hizo mucha gracia. Ni siquiera me había dado cuenta», explica por teléfono Wright cuando se le pregunta por qué le ha dado a una profesora de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Hendrix, en Arkansas, por estudiar algo tan específico como El Ejke madrileño. Estudio sobre la percepción y la producción de la /s/ velarizada en Madrid.
Pero ahora me trae aquí los dimes y diretes de la presidenta Ayuso y su protagonismo, esa ‘Juana de Arco’ frente a todo lo que se mueve y no se ajusta a sus ideas; o tal vez, el profesor Gabilondo, moderado en su conducta, sabio en su intelectualidad, pero enfrascado en esa lucha por la pandemia y las vacunas como claves en off del problema madrileño. Alsina también lo decía hace unos días, «la táctica de Gabilondo es identificar al PSOE con las vacunas y al PP con el virus y los contagios»; ni qué decir en los otros partidos mucho más minoritarios, sean los de la extrema derecha -tal cual VOX- o los de la izquierda -Podemos-, sin olvidar esos que basculan y derivan como Ciudadanos o Más Madrid. Pero eso sí, amigos, todos quieren ganar porque todos tienen la solución a ¿no sé qué? cuando apenas solucionan nada de nada.
Madrid es Madrid, no hay duda, como Cataluña es Cataluña, o como Castilla La Mancha es Castilla La Mancha, todos con el personalismo que les define, pero cierto es que la comunidad de la capital del reino es ‘diferent’ porque marca las pautas de la ‘divinidad política’ y porque el presidente Sánchez así lo considera, porque es aquí donde se cruzan los caminos de una España dividida y enfrascada en materialismos irracionales, porque en Madrid hay que hablar de Madrid y fuera de Madrid habrá que hablar más bien de España siguiendo esa frase mítica de ‘pongamos que hablamos de Madrid’ y si ahora todas aplicamos el ‘ejque madrileño’ será porque sigue siendo la bandera de un país que quieren romper en pedazos, sin darse cuenta, que todos hemos sentido la misma historia, vivido la misma pandemia y adorando el mismo fútbol.