Ciudadanos, la indecisión pasa factura

Pilar Cernuda
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El partido de Rivera parece estar más preocupado de la imagen que transmiten sus pactos que del contenido de los propios acuerdos

Ciudadanos, la indecisión pasa factura Foto: Eduardo Parra

Ciudadanos, y su máximo dirigente, Albert Rivera, se han dejado muchos pelos en la gatera electoral. El principal, que no lograron el ansiado sorpasso al PP, objetivo número uno del partido y de su presidente. El segundo, que las negociaciones para formar los Gobiernos municipales y regionales han demostrado que les importa mucho la imagen que transmiten más los pactos en sí, y para ellos era prioritario marcar distancias absolutas con Vox, hasta el punto de llegar al ridículo en algún caso.
En Madrid, cuando el dirigente de Cs Miguel Gutiérrez puso sobre la mesa la exigencia de que la alcaldía fuera para Villacís, a pesar de que había sido tercera fuerza, los miembros del PP insistieron en que la elección de José Luis Martínez Almeida era innegociable. Al día siguiente Gutiérrez presentó la propuesta de una Alcaldía compartida, dos años Almeida y dos Villacís, y dio la impresión de que la candidata de Cs no sabía de antemano que se iba a sugerir esa fórmula. Cuando los conservadores preguntaron con qué votos contaban para esa propuesta, respondieron que los del PP. Al recordar los populares que no eran suficientes y si habían llegado a algún acuerdo con Vox, la respuesta de Miguel Gutiérrez fue sorprendente: «De eso os ocupáis vosotros». No se ocupó el PP, entre otras razones porque no estaban dispuestos a ceder Alcaldía y además Vox no querría saber nada de Cs. 
En el PP consideran que los naranjas ha abortado la posibilidad de un acuerdo de centro derecha en Canarias, porque Coalición Canaria, después de varias combinaciones que pasaban por poner fin a sus casi 30 años de Gobierno, estaba dispuesto a un pacto CC, PP y Cs, pero se encontró con la negativa tajante de los de Rivera de aceptar al expresidente Fernando Clavijo, acusado de presunta corrupción. CC ofreció al PP la Presidencia del Gobierno, y parecía apoyar ese cuatripartito el Partido Socialista de Gomnera, que finalmente se echó atrás y se sumó a un pacto que daba el Ejecutivo al PSOE cuando, según los gomeranos, el Cs pidió tiempo para decidir si aceptaba un Gabinete con el PS de Gomera dentro.
Algunos miembros de la formación naranja confiesan abiertamente que les ha faltado la luz verde necesaria para aceptar determinados pactos. Lo mismo que ocurrió hace tres años cuando se negociaba el apoyo de Cs a la investidura de Rajoy y José Manuel Villegas se desesperaba porque no podía contactar con Rivera, que disfrutaba entonces de sus vacaciones de verano. Ahora también hubo varios días en los que el dirigente progresista desapareció del mapa y su partido no se atrevía a tomar determinadas decisiones sin el visto bueno previo de su jefe. Villegas tiene prácticamente carta blanca para negociar lo que considere adecuado, pero tiene límites que prefiere no traspasar sin consultar con el líder del partido.
Esa situación de indecisión y complejo para no aparecer como socio de Vox ha provocado algunas situaciones esperpénticas. Cuando se creó la coalición Navarra Suma , Cs se opuso al principio a que apareciera en las papeletas electorales los nombres y siglas de los tres partidos. En un mitin en Pamplona, el candidato naranja se negó a sentarse al lado de la del PP, que además era familiar. También hubo polémica en Granada. El PSOE daba por hecho que Cs apoyaría a su aspirante a alcalde, que ya ocupaba el cargo desde hacía dos años gracias a que el grupo de Rivera había avalado la moción de censura socialista contra el edil del PP. Ahora, la profunda animadversión personal entre los dirigentes locales del PP, Cs y Vox obligaron a la intervención de la dirección nacional. Resultado: el pacto del bloque de derechas convertía en alcalde al candidato de Cs en una operación rematada en el último minuto, hasta el punto de que no se había redactado previamente un programa de Gobierno.
La crítica mayor a Cs es que ha dejado desatendido el que fuera su feudo y origen del partido: Cataluña, lo que ha provocado una importante inquietud entre los militantes.
En los últimos meses, han dado el salto a la política nacional varios de los dirigentes regionales, entre ellos Inés Arrimadas, líder de la oposición en la anterior legislatura. Previamente habían abandonado Cataluña José Manuel Villegas y Juan Carlos Girauta, con lo que los naranjas han quedado sensiblemente escaso de líderes, ya que incluso el exparlamentario autonómico y secretario de Comunicación del partido, Fernando del Páramo, ha decidido también hacer Política en Madrid, en el Congreso. 
 

LOS TRASPIÉS. A ello se suma la ruptura con Manuel Valls, que había creado una plataforma inducido por Sociedad Civil Catalana a la que se unió Rivera. Tuvieron menos concejales de los esperados, solo seis, pero el que fuera primer ministro francés ha protagonizado una polémica operación al dar su apoyo a Ada Colau como alcaldesa para impedir así que el Ayuntamiento de Barcelona quedara en manos del independentista Ernest Maragall.
La tensión fue total, acrecentada por una Colau que echó más leña al fuego cuando su primera decisión como fue colocar un gran lazo amarillo en la fachada del Consistorio. Se produjo la ruptura entre Valls y Cs con palabras fuertes por ambos lados, aunque Rivera se apuntó un tanto cuando el exministro socialista Celestino Corbacho se inclinó por su grupo –como independiente- y los tres concejales que habían votado el apoyo a Colau, entre ellos Corbacho, quedaron reducidos a dos frente a los cuatro naranjas.
En París, Pedro Sánchez, que mantiene una difícil relación con Rivera desde hace mucho tiempo, pero más ahora que el líder de Cs ha puesto un cordón sanitario contra él, en su acercamiento interesado a Macron logró que el presidente francés alertara a la formación narnaja sobre las consecuencias que tendría en el grupo parlamentario Renovación Europea –la antigua Alde, liberal- su alianza con Vox.
Rivera, que asistió en Bruselas a una reunión del grupo parlamentario después de unos días fuera de juego, desmintió el alejamiento con Macron , dijo en rueda de prensa que tenía hilo directo con el Elíseo y que «apoyan nuestros pactos, incluso nos han felicitado». No tardó en llegar el desmentido de Macron, que también se encontraba en Bruselas: no ha habido felicitación a Rivera por sus pactos con Vox. Ni en público ni en privado.
Curiosa y paradójicamente, por la conocida desconfianza de Sánchez hacia Rivera, el presidente busca ahora el apoyo de Cs para ser investido. Rivera niega esa posibilidad pero … en política nada es nunca definitivo y el líder naranja ha demostrado sobradamente que es experto en bandazos.

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