El matrimonio es un trabajo de todos los días

Miguel Fajardo
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'Sagrada Familia', centro de orientación de la diócesis de Albacete, presta un servicio que está avalado por el buen hacer del equipo de voluntarios y profesionales especializados que lo integran

Un sacerdote oficia el sacramento del matrimonio. - Foto: Ángel Ayala

Los centros de orientación familiar, nacieron en España dependientes de la Iglesia hace unos 42 años. Nuestro COF de la diócesis de Albacete, Centro de Orientación Familiar Sagrada Familia, es más joven, tenemos una vida de cinco años de existencia. En los años en los cuales los COF han estado trabajando hemos de destacar la cantidad de cambios sociales que ha sufrido la institución familiar. 

Pero como el Papa Francisco dijo en el coloquio interreligioso sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer «no se puede hablar hoy de familia conservadora o progresista: la familia es familia».

 Basados y animados en esas mismas palabras es lo que lleva a acoger en el Centro de Orientación Familiar de la diócesis albacetense a todas las familias o personas que se acercan. El centro está abierto a toda la sociedad de la diócesis, que es plural. Es muy importante y conveniente que todos se sientan acogidos y les sientan cercanos. Tratan de prestar un servicio avalado por la profesionalidad del equipo de voluntarios y profesionales que integran el citado centro.

Estamos viviendo una época de grandes cambios, además muy rápidos, que afectan a la familia. Lo que se pedía hace unos años ya no es demandado por la sociedad actual. Por tanto, este aspecto es muy importante y así deben tenerlo en cuenta en las intervenciones que se realizan en el COF. 

Todos sabemos, como dice el Papa Francisco, que el matrimonio es un trabajo de todos los días, es un trabajo artesanal, un trabajo de orfebrería, es un trabajo que hace crecer al hombre y a la mujer en humanidad, a esto se le llama el crecer juntos. Crecer juntos será la gran herencia de un matrimonio a sus hijos. 

Desde el COF atienden realidades muy complejas y, por lo tanto, la buena voluntad no es suficiente por eso ofrecen profesionales especializados, psicólogos, mediadores, orientadores, abogados, además de voluntarios que hacen de su voluntariado una entrega generosa.

Hoy en día, parece un pequeño milagro las familias que permanecen viviendo con hondura su condición, de ser familias, donde florecen toda una serie de valores propios de la persona y que no están en venta: el amor, el compartir, la gratuidad, el perdón, la generosidad, el gracias, la fidelidad. Pero hay familias que viven con ansiedad su problemática y llegan a nuestro centro solicitando ayuda, esto es una realidad desgraciadamente muy normal, se acercan al centro después de que ya han solicitado ayuda en otras instituciones y a otros profesionales «somos su último recurso» y esto dificulta su intervención. Es más fácil intervenir cuando los problemas son incipientes, cuando aún no se han enquistado, cuando aún la solución es mucho más fácil. 

La mayoría de personas que se dirigen al centro para solicitar información sobre los servicios que ofrecen son mujeres entre 40 a 50 años, aunque también acuden hombres, matrimonios jóvenes y parejas que solicitan información para hablar, para ser orientadas de cómo vivir como pareja dentro del humanismo cristiano. 

La mayoría de las parejas buscan orientación ante las crisis matrimoniales que surgen después de muchos años de matrimonio por dificultades de comunicación, infidelidades. Otros temas que surgen se deben a los conflictos causados por la educación y crianza de los hijos, por la corresponsabilidad familiar entre la pareja y con los hijos.

Estamos ante una nueva realidad, el tiempo de pandemia, la enfermedad que nos afecta a todos, ha ido avanzando en mayor o menor medida y ha ido afectando también a las familias, esta enfermedad se llama tristeza y soledad. Es un nuevo reto y tenemos que estar dispuestos, preparados para acoger a todas aquellas personas y familias que están sufriendo esta enfermedad. Debemos de abrir nuestros ojos y nuestros oídos para poder ver, escuchar y acoger a todas aquellas personas que nos necesiten.

Estamos en un momento de silencio, pero tenemos que estar dispuesto a poner palabras y gestos que sean bálsamo para dar salud a la tristeza y acompañamiento a la soledad. En el centro están dispuestos a ayudar a las personas y a las parejas a recuperar la serenidad y la paz dando esperanza, abriendo caminos para que la ternura llegue a todas estas personas y familias.

Los voluntarios tanto profesionales como de acogida entendemos nuestro trabajo como misión. El Papa San Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris consortio: «El vuestro es un compromiso que bien merece la calificación de misión, por lo noble que son las finalidades que persigue, y determinantes para el bien de la sociedad y de la misma comunidad cristiana los resultados que derivan de ellas... El futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la familia».

El centro está a disposición de todas las personas y parejas que lo necesiten los martes de 10 a 13 horas y los jueves de 17 a 21 horas, en la calle Lepanto número 76 3º derecha o en el teléfono 967 25 66 38. También pueden contactar en el correo electrónico cof@diócesisalbacete.org.