Fiel al legado del Capitán Optimista, el doctor Antonio Cepillo, y a una de sus frases más inspiradoras «Gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo», varios profesionales del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, a iniciativa de la pediatra Elia López, decidieron en los momentos más duros de la pandemia, cuando se registró la primera ola, llevar un poco de luz y esperanza a los pacientes ingresados con Covid, que debido a las restricciones que el virus impuso, pasaban largos días solos y sin la compañía y el abrazo de sus familiares.
Capitaneados por Los Guachis se creó un sistema de comunicación entre los pacientes ingresados por Covid y el exterior. Así, se creó una dirección de correo para que familiares y gente anónima pudiera enviar mensajes esperanzadores y dibujos a los pacientes. De esta forma, los enfermos que estaban aislados en sus habitaciones de los dos hospitales, fundamentalmente gente mayor, sin contacto telefónico en muchos casos, se encontró con una bonita sorpresa, porque junto al desayuno, recibían un mensaje de aliento, cartas y dibujos que bien podían tener como destinatarios a alguno de sus seres queridos o pertenecer a gente anónima a quién no conocían.
Poco a poco, según relató la coordinadora del Aula Hospitalaria, la maestra Ana Martínez, también integrante de Los Guachis, trabajadores de Cocinas, de Trabajo Social, de Afanion, y de otros departamentos del CHUA, a los que se sumaron artistas de artes plásticas, es decir, escolares de centros educativos de todo el país, se fueron sumando a este proyecto que bajo el título de Letras de Esperanza ha concurrido al certamen de Hospital Optimista, en el apartado de Historias Optimistas, y tras la votación popular, se ha alzado con el tercer premio a nivel nacional, de este reconocimiento que si bien no tiene una cuantía económica, sí ha supuesto hacerse con un tesoro que servirá de guía para otros proyectos de humanización de la asistencia sanitaria.

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