"Es un logro que la alimentación tenga contenido científico"

T.R
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El hasta ahora jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del CHUA acaba de jubilarse, aunque mantiene su cargo de coordinador del Área de Nutrición en la SEN

Paco Botella, hasta ahora jefe del Servicio de Endocrinología del CHUA. - Foto: Rubén Serrallé

El hasta hace unos días jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, el doctor Francisco Botella, acaba de colgar su bata de médico por jubilación tras completar una trayectoria profesional de casi 40 años en la sanidad pública, primero en el Hospital Puerta de Hierro y después en el CHUA, aunque seguirá manteniendo su vinculación con este campo de la medicina en su condición de coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología. Su retirada de la faceta asistencial como médico también le obliga a dejar en los próximos meses su labor como docente en la Facultad de Medicina. Se marcha con varios logros conseguidos junto a su equipo de trabajo, como dotar a la alimentación de los pacientes hospitalarios del CHUA de contenido científico al ser una nutricionista del Servicio la que ostenta el cargo de jefa de cocinas; que la Nutrición haya pasado a formar parte importante de la actividad hospitalaria y la acreditación de plazas docentes, entre otros muchos avances.  

¿Cómo fue su último día de trabajo como endocrino en el CHUA?

Fue un día  muy emotivo, porque yo no esperaba nada en concreto,  pero luego se precipitaron los acontecimientos. Primero porque recibí muchos mensajes gracias a que una compañera de trabajo mandó un escrito a los medios donde con palabras muy cariñosas hablaba de mis años de trabajo en el Servicio;después porque a la finalización de la jornada laboral que ese día fue en la Unidad de Trastornos del Comportamiento Alimentario, aunque primero estuve con mis alumnos dando clase en la Facultad de Medicina, mis compañeros me hicieron una pequeña fiesta y me entregaron un regalo, y para colmo mi esposa y mis amigos organizaron un numerito y un homenaje a la salida, con la entrega de un maillot  amarillo de haber llegado a la meta, algo muy entrañable. Fue un día muy emocionante. Y aquí se cierra una trayectoria de prácticamente 40 años, de ellos, 18 fueron en Madrid, en la Clínica Puerta de Hierro, donde me formé haciendo la residencia y después como médico adjunto. Y en los últimos 22 años en Albacete, a partir del 2000 en el Complejo Hospitalario, donde he pasado el mayor período de mi vida profesional.

¿Porqué acabó ejerciendo como médico especialista en Endocrinología en Albacete?

Yo vine a Albacete para crear la Unidad de Nutrición en el Hospital, que no existía en el año 2000, fue el encargo por el que el director médico entonces, el doctor Eduardo Escario, pensó en mí y me contrataron. Aunque soy de Alicante, de Aspe, estudié en Valencia la carrera de Medicina  y allí conocí a mi mujer, que es albacetense. Nos fuimos a trabajar en Madrid, y cuando surgió esta oportunidad de crear una unidad para cualquier profesional es un reto, y por eso nos vinimos para Albacete. 

¿Guarda alguna anécdota de esos primeros momentos?

Antes de iniciar la actividad asistencial me hicieron el encargo de hacer un informe del estado de las cocinas del Hospital General. Con la ayuda de una persona muy entrañable que ya falleció Vicente Pla, que era el fotógrafo del centro hospitalario, me acompañó a realizar dicho informe. Ese informe le costó al Hospital 800.000 euros porque fue tan demoledor respecto al estado tan deplorable que tenían las cocinas del centro en ese momento que su contenido caló a la dirección de gestión del Hospital y el Insalud acometió una reforma integral de las cocinas del centro hospitalario, algo de lo que estamos muy orgullosos, porque cumplen todos los criterios sanitarios y tienen equipamiento moderno.

Se da además otra circunstancia en esa mejora y es que a lo largo de toda esta trayectoria se han incorporado al Servicio una nueva figura profesional, los dietistas-nutricionistas. La incorporación de la primera dietista, Ángela Vicente, en el Hospital General fue pionera en toda la comunidad autónoma, actualmente en el Hospital de Almansa, y que permitió ir desarrollando esa parte de la especialidad que estaba muy coja y que aun hoy miran con envidia otros centros, porque vamos a incorporar de manera inminente la tercera dietista del Servicio, junto con un hito para los hospitales españoles, y es que una de nuestras dietistas es la jefa de cocinas. Que un cargo de estas características lo tenga una persona de la máxima cualificación con una titulación de grado nos llena de orgullo, porque estamos hablando de dotar a la alimentación de los pacientes de contenido científico, y en ese sentido la dietética hospitalaria ha ganado protagonismo, y es una de las cuestiones conseguidas por las que más orgulloso me voy. 

Tengo entendido que se jubila unos meses antes de la edad reglamentaria, es decir, de los 65 años ¿a qué obedece?

Es una decisión muy meditada que tiene que ver con dos cosas importantes: el proceso actual de reforma y otras del Hospital General. Nuestro Servicio particularmente ha sufrido más que otros estas obras que nos han afectado y nos siguen afectando en el día a día de nuestro trabajo, que han ocasionado traslados improvisados de consultas a otro sitio provisional, hasta que culminen las obras.  Este proceso requiere de una planificación que no sería honesto que hiciera yo para luego no continuar. Por ello me parecía más honesto en dar ese paso y adelantar unos meses la jubilación; se da también otra circunstancia que tiene que ver con la nueva Ley de pensiones que aconsejaban adelantar mi jubilación. A ello se une lo duro que ha sido para nuestro Servicio la pandemia, donde sin ánimo de exagerar, la actuación de los profesionales ha sido heroica, porque el coronavirus mata especialmente a personas obesas, diabéticas y desnutridas,  pacientes a los que tratamos en nuestras consultas.

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