Cuestión de supervivencia

Agencias
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Los Sateré Mawé han tenido que reinventar su actividad económica cambiando sus trabajos de artesanía por la confección de mascarillas

Samela, junto a su hermano Rucian, posan con los materiales de protección que realizan más de una veintena de miembros de su etnia. - Foto: RAPHAEL ALVES

Los indígenas Sateré Mawé han abandonado su arte ancestral para dedicarse a la confección de mascarillas tras ver amenazada su principal fuente de ingresos con la llegada del coronavirus al estado de Amazonas, uno de los más golpeados por la pandemia en Brasil.

Antes de la entrada del patógeno, este pueblo -el primero en domesticar y cultivar el guaraná , un estimulante popular-sobrevivía gracias a la venta de su artesanía en Manaos, la capital de la región, pero con las medidas de prevención decretadas por las autoridades locales y el cierre de los comercios considerados no esenciales, se vieron obligados a reinventar su actividad económica.

Samela Sateré Mawé, de 23 años, fue la responsable de esta iniciativa. «La producción de máscaras fue la forma que encontramos para tener un subsidio porque tuvimos que parar de vender nuestra artesanía», explica la joven.

Los trabajos comenzaron con una máquina de coser donada. Los trabajos comenzaron con una máquina de coser donada. - Foto: RAPHAEL ALVESEl proyecto, impulsado por la Asociación de Mujeres Indígenas Sateré Mawé, produce cerca de un centenar de estos elementos de protección cada día, una cantidad que, según Samela, «está siendo suficiente» para garantizar la supervivencia de su pueblo.

Pero más allá de ser una fuente de ingresos, la producción de mascarillas se ha convertido también en un acto de solidaridad. «Estamos ayudando también a otros pueblos, porque además de la venta también hacemos donaciones», señala.

«Nuestro proceso se inicia cortando el tejido, después los elásticos y después el proceso pasa por las máquinas donde se pegan estas materias primas», detalla, por su lado, Rucian Sateré Mawé, un joven estudiante de ingeniería.

Algunas mascarillas se entregan a los vecinos. Algunas mascarillas se entregan a los vecinos. - Foto: RAPHAEL ALVESLos últimos pasos de la producción, de acuerdo con Rucian, cuentan con la esterilización de las máscaras y de sus embalajes, un proceso preventivo para evitar la posible propagación del virus.

Al principio, la comunidad fue dotada de una máquina de coser y de varios materiales gracias a las donaciones de una institución de artistas del Reino Unido, concreta Samela.

Ahora, ya son un total de 20 personas de la etnia Sateré Mawé que, sin dejar de vestir sus sombreros de plumas, pendientes y collares, se dedican incansablemente a la producción de las máscaras, «desde hombres a mujeres, pasando por niños y personas más viejas de la comunidad».

Con un sistema funerario y sanitario desbordados, Amazonas -que alberga el mayor número de indígenas de Brasil (168.700, según el último censo de 2010)- es una de las regiones del país más afectadas por la COVID-19, pues ya ha superado con creces el millar de muertos y los casos se sitúan en el 10 por ciento del total del país.

Según el último boletín de la Secretaria Especial de Salud Indígena (SESAI) del Ministerio de Salud brasileño, las comunidades minoritarias en el gigante sudamericano están siendo severamente castigadas por el coronavirus. Entre las más afectadas, la etnia Yanomami y la Sateré Mawé, que con alrededor de 13.000 integrantes ya ha registrado al menos dos fallecidos. Y se teme que que los datos puedan empeorar conforme la pandemia siga propagándose por un país en el que el Gobierno -que ya tiene de por sí desprotegido a los pueblos más vulnerables- da la espalda a la COVID-19.