Destinadas a servir

Ana Martínez
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El mercado laboral español limita a las trabajadoras extranjeras al sector hostelero y de cuidados

Zoila Oruna, Ingrid Cortés, Dulce Adames y Gabriela Acosta. - Foto: Rubén Serrallé

Casi nueve de cada 10 mujeres extranjeras ocupadas en España trabajan en el sector Servicios, la mayoría en hostelería, como empleadas de hogar y en el cuidado de personas dependientes, tanto niños como mayores y enfermos. Unas cifras que cuentan, de forma mayoritaria, con las trabajadoras no comunitarias, especialmente las originarias de América Central y Sudamérica.
Los trabajadores extranjeros representaban en el año 2018 el 12,3% del total de parados en este país. De ellos, el 57% eran mujeres migrantes que si quieren trabajar deben asumir salarios muy precarios, jornadas maratonianas y ausencia de contrato y alta en la Seguridad Social. La imposibilidad en muchas ocasiones de poder convalidar los títulos que obtuvieron en sus países de origen las aboca, inexorablemente, al sector terciario donde se acumula mayor pobreza salarial y un mayor abuso y explotación laboral. Es lo que han vivido o pueden vivir las cuatro protagonistas de hoy, mujeres migrantes que se han acercado hasta Cáritas Diocesana de Albacete para mejorar su formación en aquellas ramas profesionales en las que entienden que pueden encontrar un empleo: el cuidado de personas dependientes, las labores del hogar y la hostelería. A pesar de esta doble discriminación que viven, por ser mujeres y migrantes, las cuatro muestran su absoluto agradecimiento a la sociedad española por el acogimiento recibido. 
Hace ya 16 años que Dulce Adames reside en Albacete. Vino de República Dominicana justo en el momento en el que se iba a incorporar a la universidad para estudiar una ingeniería. Sus hermanas ya vivían en España y le surgió la oportunidad de emigrar: «Me vine para mejorar mi calidad de vida».

 

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