"Hay películas que intentan inocular una ideología"

Juana Samanes
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Una mujer sabia. Filósofa, filóloga y profesora empezó a analizar el cine como un medio formativo basado en las experiencias que enriquecen la vida

"Hay películas que intentan inocular una ideología"

Dentro del panorama de la crítica cinematográfica hay algunos maestros. Uno de ellos es María Ángeles Almacellas, que lleva más de 20 años escribiendo sobre películas y analizando su contenido. En su último libro, Cine para pensar. La vida como en un espejo, exprime 14 títulos recientes que ella considera imprescindibles de contemplar. 

El título de su libro, Cine para pensar, llama la atención porque mucha gente concibe el séptimo arte como un mero entretenimiento. 

Es cierto que el buen cine es entretenimiento, como es también industria, pero también es arte. De hecho, el séptimo arte integra todas las demás. A mí lo que me interesa de las películas es el contenido antropológico. Si una cinta no tiene ese contenido que habla de las experiencias nucleares de la vida no tiene calidad. 

El subtítulo de su libro habla del cine como espejo de la vida.

Así es, el cine no es un espejo pasivo sino activo. Una de las películas analizadas es La aparición. Su director y guionista, Xabier Giannoli, se educó en París en un colegio católico y, en la juventud, perdió la fe. Pero, sin embargo, él ha dicho que se identifica con los valores del cristianismo. Con respecto a esta película le preguntaron si el personaje de Jacques, que es un agnóstico muy respetuoso con la fe,  era su alter ego. Él respondió que había creado al personaje para que tuviera su autonomía y desde su desarrollo le proyectara a él luz sobre ese problema. Es decir, hablamos de un juego de espejos, la vida se refleja en el cine pero el cine, a su vez, se proyecta hacia la vida.

¿Qué requisitos debe poseer una película para que usted la califique de buena o de mala calidad?

Hablamos siempre de la parte antropológica, que no técnica. Para mí, una película es buena si tiene lógica interna. Nos ponemos en la vida real, si una persona se dedica a consumir droga, la lógica nos dice que se va a destruir a sí mismo. Ya Sófocles decía sobre el hombre que tiene dos caminos: el del bien y el del mal. Por otro lado, hay filmes que tienen un claro afán manipulador, que lo que intentan es inocular ideología, y la manipulación es perversa. 

Analiza en su libro 14 películas recientes. ¿Qué criterio ha elegido?

 Yo quería que fueran recientes y que tuvieran mucha riqueza interior y mucho jugo al exprimirlas. Yo no busco ponerles una moralina, sino  que sea un ejemplo. Analizo los largometrajes, en este caso para los lectores, para que sean un entretenimiento, pero no solo eso sino que les provoquen  interés porque  tocan temas que le dan ejemplo de vida. 

Usted es filósofa, filóloga y profesora. ¿Cuándo descubrió el cine como un filón y un recurso formativo?

Yo, al principio de mi carrera, hice lo mismo con la literatura. Y, de hecho, mi tesis doctoral tenía un apéndice sobre el valor formativo de la literatura. Pero, hace dos décadas, me di cuenta de que los chavales no leían apenas, y vi que mi labor la tenían que continuar en el mundo audiovisual, haciendo lo mismo con el cine.

De las 14 películas analizadas en su libro, ¿cuáles cree que los espectadores deberían contemplar?

Yo señalaría cinco como las joyas de la corona: Un amigo extraordinario, Entre la razón y la locura, El oficial y el espía, Green Book y la última versión de Mujercitas.