«No hay dos realidades distintas: Castilla y La Mancha»

L.G.E.
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El presidente habla de una forma de ser parecida también con Madrid y Castilla y León: «Se entendía bien cuando se llamaba Castilla La Nueva»

Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. - Foto: Esteban González

Castilla-La Mancha cumplirá el año que viene 40 años, así que se puede decir que es una región muy joven. Quizá por eso puede que hasta en las terrazas hoy en día se debate sobre la identidad regional, sobre todo si coinciden en torno a la mesa amigos de distintas provincias.  El presidente de la Junta, Emiliano García-Page, comentaba esta mañana que «al final entre todos hemos ido compartiendo una forma de ser en esta tierra, en La Mancha, en Castilla» y señaló que «algunas veces ese guion ha servido para hacer una distinción». Él no está por la labor de hacer distinciones: «No hay dos realidades distintas, Castilla y La Mancha». 

El presidente de la Junta comentó que «se entendía bien cuando se llamaba Castilla La Nueva» y eso es retrotraerse más allá de esos c uarenta años. Dejó caer que «somos muy parecidos todos los que habitamos en el centro de España» y metió en el saco a Castilla y León y a Madrid, que precisamente formaba parte de esa Castilla La Nueva. ¿Y cómo es esa forma de ser? Page enumeró que «hay sencillez, hay sobriedad» y que este «es un pueblo austero, esforzado, moderado, pero firme».   

Page reivindicó que desde Castilla-La Mancha «representamos entre todos un regionalismo sano». Comentó que puede haber una defensa de la identidad que no sea sana si alguien piensa que está por encima de otro por ser de un territorio distinto. Señaló que hay zonas de España donde en las cenas de Navidad «se sientan a la mesa por carné de identidad o sentimientos». 

El presidente de la Junta cree que las tensiones territoriales no serían menores ahora si solo hubiese habido autogobierno para Cataluña, Galicia y País Vasco. «Los que tiran de la cuerda de España, han tirado siempre», advierte Page, «pero ahora somos muchos más agarrando la cuerda, sujetándola». Siguió con la metáfora de la cuerda, pues cree que precisamente es una de las ventajas que ha traído el sistema de café para todos, que equipara las comunidades históricas con las nuevas. «No es solo un problema del presidente del Gobierno de turno o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que lo hacen a las mil maravillas, pues somos muchos de este lado», insistió.