'Nunca es tarde' para nuevos retos

V.M.
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Marcelo Galiano Monedero 'cuelga' en Internet su cortomeatraje 'Nunca es tarde', rodado íntegramente en un bar de Montalvos y con dos ancianos de la localidad como protagonistas

Marcelo Galiano, junto a los actores protagonistas del cortometraje, Sucesor (derecha) y Matías. - Foto: M.G.M.

El experto en imagen y vídeo Marcelo Galiano Monedero, coautor del espléndido trabajo sobre las pinturas de la Catedral de San Juan (El lienzo de Don Casimiro), que realizase en 2013 junto a su socio en Estudio Click, Francisco Collado, acaba de presentar un nuevo trabajo de corte totalmente distinto, con un marcado carácter costumbrista, Nunca es tarde, que ya puede verse en la plataforma YouTube.

Galiano revela a La Tribuna de Albacete que el proyecto surgió en Montalvos, el pueblo de la familia de su mujer, donde pasa buena parte del verano. «Todos los años digo que quiero hacer un corto con alguien del pueblo y este año por fin he hecho un hueco para realizarlo. Sucesor, de 84 años, es tío de mi mujer y tanto a él como a su familia le tengo un gran cariño por lo que le pregunté si se animaría a participar en un corto que había escrito para dos abuelos. Me dijo que sí, pero que su caché era de 60 millones de euros, lo que me pareció un precio razonable para la gran dificultad del texto que tenía que decir», bromea.

«Me puse en contacto con su hermano, Matías, de 78 años, que me pidió la misma cantidad. Desde el principio había buen ambiente, pero a quien le enseñé el guión me dijo que era imposible que lo dijeran. Aparecían más de 15 frases con palabras en inglés o con términos tecnológicos desconocidos para ellos. Me gustan los retos imposibles y éste ha sido uno de los más complicados que he sacado adelante». El resultado es un trabajo donde la ironía y un fino sentido del humor contagian al espectador.

El realizador asegura que el Ayuntamiento de Montalvos y el bar donde quería realizar el rodaje le dieron todas las facilidades. «Tan sólo tenía que hacerlo en las dos horas que el bar permanecía cerrado, por lo que la fase de preproducción se centró en cómo adaptar el brevísimo tiempo de que disponía, a la dificultad del texto y a la avanzada edad de los intérpretes, unido a que era la primera vez que se ponían delante de una cámara. Opté por poner cuatro cámaras de alta definición, grabando cada una un plano distinto de cada actor, grabando primero las frases de uno y luego las frases del otro. Para completarlo grabé a los actores una partida real de dominó con cinco cámaras, para utilizarlas como recursos. Muchas frases sabía que las dirían bien como mucho una vez, por lo que debía centrarme en dirigir a los actores y dejar las cámaras grabando. El resto lo ajustaría en postproducción», añade.

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