Fest Itineraria trae hoy a la Caseta de los Jardinillos, a las 22 horas, a Andrés Suárez. La  gira del cantautor llega con su nuevo disco.

¿Se siente cómodo con la «etiqueta» de cantautor?

A mucha honra. Estamos en el país de Aute, Víctor Manuel, Serrat y Sabina. La canción de autor evoluciona, puede ser Iván Ferreiro haciendo música electrónica o rock, pero un cantautor es el autor de música y letra, nada más que eso. La historia de la música está llena de cantautores y es un honor y un privilegio decir que soy cantautor. 

Que llenó el Wizink Center de Madrid también...

Claro, la gente decidió venir a verme, con Joan Manuel Serrat como invitado, y es un verdadero honor, pero no puedo pensar que he tocado techo, me queda todo por hacer, hay que llenar muchos wizink center, hay que leer muchos libros y viajar a muchos países. No se toca nunca techo en esta profesión y, aunque aquello lo recuerdo como un premio de vida; se llenó en dos ocasiones, seguimos, estamos en la batalla, volviendo a luchar para vender un disco y una entrada.  

Normalmente los músicos titulan su primer disco con su nombre. En su caso no es así, es el de 2020 el titulado Andrés Suárez, ¿por qué?

Así es, es una decisión de los dos productores, Toni Brunet y Tato Latorre, más que mía, pero es que no me había desnudado nunca tanto como para hablar de una canción en la que mi mejor amigo de EGB se muere con 15 años de sobredosis en la Galicia de los 80  y 90, hablar de mis padres como lo hago, o de Calella de Palafrugell y de un amor eterno de una noche.  

Me atreví, no sé bien qué pasó para salir de ese banquillo imaginario en el que me puse yo solo; me atreví a mostrarme, también con mi cara en la portada, algo que tampoco había hecho. Me apetece mucho mostrarme con estas 10  canciones. 

¿Cómo cambió desde aquel De ida hasta su disco de 2020, Andrés Suárez?

A título personal, lo que más me interesa es que mi madre, cuando vuelvo a Galicia, me dice que estoy igual. Se venden más discos o viene más gente a los conciertos, maravilloso, abrazo el premio, pero a título personal soy igual de intenso y enamorado mi su trabajo, de la música. 

Amo mi trabajo por encima de todo, persigo el sueño de ser cantante, algo que por suerte consigo, pero la vida da muchas vueltas. Hay que seguir peleando para hacer buenos discos.  

Con un disco número uno.

Estoy profundamente agradecido. Decidí sacarlo en el momento más horrible, en la pesadilla de la pandemia y la exhibición vergonzosa del político, del color que tú quieras. Nos salvaron los médicos, enfermeros, fuerzas de seguridad o reponedores de alimentos, pero qué hubiera sido de nosotros sin la cultura, la lectura, la educación física, las artes plásticas o una canción, hubiera sido un infierno. Esa fue mi conclusión, las canciones, los conciertos nos unen y son mágicos. Decidí sacar este disco porque si con tres minutos de una canción nos olvidamos del maldito bicho, habrá valido la pena. 

¿Cómo fue el reencuentro con su público?

Vengo con una sensación de calma y tranquilidad a raíz de estos ocho conciertos acústicos, con el aforo reducido. Son espacios gigantescos que incluso huelen al final a lejía de lo limpios que están, es maravilloso, pero luego sales y ves una discoteca al triple de su aforo, cómo es posible esto, nos van a joder la cultura, la vuelta a la música. 

Se están agotando las entradas en los conciertos, es lo más maravilloso, la gente quiere música en directo y la estamos haciendo muy bien. La cultura es segura, queremos trabajar progresivamente y en Albacete, por ejemplo,  son solo unos pocos cientos de entradas a la venta.