La sensación de prisa, trufada con toques de improvisación, se ha instalado en el Albacete Balompié, que busca remodelar su plantilla de jugadores con una profundidad acaso susceptible de derivar en una transformación a la carrera. El efecto de la alarmante trayectoria descendente del equipo blanco se ha traducido definitivamente en la incorporación de jugadores que corrija las ya evidentes deficiencias de su gestación estival. Tres nuevos futbolistas, más un cuarto inminente, pasan a engrosar la plantilla. Después de los ya conocidos fichajes de Jon Erice y Maikel Mesa, ayer se añadió el lateral izquierdo Diego Caballo, que no tardó en firmar por su nuevo equipo hasta 2022 al haberse desvinculado del Extremadura. El jugador ya se entrenó ayer con sus nuevos compañeros y hoy será presentado en el plazo razonable de 24 horas. El siguiente en el desfile de novedades fue Chema Núñez, que, al igual que Mesa, llegó en condición de cedido, en este caso del Almería. Sevillano de 22 años, puede actuar en tres zonas del frente de ataque al haber perdido protagonismo en su club de origen tras la llegada de Guti al banquillo. En suma, el Albacete ha incorporado a tres descartes de conjuntos de Segunda División -por motivos diversos- y recuperado a un Erice que lleva sin competir desde el pasado mes de octubre. La agitación súbita de la plantilla también alcanza el capítulo de salidas. Tras la despedida a la francesa de Manaj -traspasado al FC Barcelona por las ya conocidas cifras que dio a conocer el club de destino-, Olabe hizo lo propio ayer en el camino inverso de Caballo. El centrocampista, cedido a su vez por el Eibar al Albacete, ya se entrenó con el Extremadura sin que se hiciera público un eventual acuerdo por parte de ninguno de los tres clubes implicados. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)